Después de un largo momento, Dave soltó su rostro, pasó su gran mano por su cabello y la besó con una intensidad repentina.
Bianca se aferró a su camisa, frunciendo el ceño. Aunque trató de apartarse, Dave sujetó firmemente la parte posterior de su cabeza, impidiendo que se moviera.
Con una suave mordida seguida de un beso profundo, Dave mostró una intensidad salvaje, como un animal hambriento que quería devorar a Bianca por completo.
—Bianca, nunca olvides que me perteneces. No soporto verte con otro hombre. Si eso vuelve a pasar, yo... —
La voz de Dave se desvaneció mientras enterraba su rostro en su largo y fragante cabello. En ese momento, el hombre que antes era tan orgulloso sintió cómo su confianza se desmoronaba, temeroso de perder a la mujer que amaba más que a nada en este mundo.
En el pasado, si una mujer lo hubiera traicionado, habría salido inmediatamente. Pero ahora, no podía encontrar la fuerza para decir nada cruel. La inesperada humildad que mostró alrededor de Bianca