—Tú fuiste quien le dio el medicamento a Reese. Si no lo hubieras hecho, nada de esto habría pasado. ¿Y cómo puedes estar tan segura de que tu medicina era segura? ¡Tal vez el problema era lo que tú le diste! —disparó Stacey, con los ojos encendidos.
Bianca sonrió con desprecio, sin inmutarse ante el intento de Stacey de hacerla sentir culpable.
—La calidad de mis medicamentos no es algo que tú debas juzgar. Para eso está la FDA.
—Bianca, ¿de verdad puedes ser tan fría? ¿Vas a llevar esto hasta el límite? —Las lágrimas de Stacey ya se habían secado. Ahora la miraba con odio, dejando ver sus verdaderos sentimientos.
—Stacey, ¿cuántas veces tengo que repetírtelo? Las malas acciones solo llevan a la autodestrucción —Bianca se mantuvo firme, observándola con frialdad—. Si realmente te importa Ashley, ayúdala a convertirse en una mejor persona cuando salga. Asegúrate de que no le haga daño a nadie más.
Las manos de Stacey se cerraron con fuerza, sus uñas se clavaron en la palma. Apretó lo