Mi mente se nubló y mis piernas se debilitaron, una amarga sensación se expandió en mi cuerpo y me quedé inmovilizada y seguramente, pálida, porque su visita me había tomado por sorpresa, y vaya qué sorpresa.
—Cielo —dijo con voz temblorosa.
Me quedé en silencio, mi mente maquineaba rápido una solución, una respuesta, pero lo que encontraba era una lista de reproches y preguntas. No podía emitir palabra alguna, mi respiración entrecortada me estaba causando un golpe interno en la garganta y no dejaba pasar las palabras.
Es que… ¿qué se suponía que debía hacer? ¿Tirarme a llorar en su hombro por haberme dejado sola? ¿Sonreírle y hacer como si no hubiese pasado nada?
Tantas cosas que había tenido que enfrentar sola y sin su apoyo, tantas situaciones difíciles sin ella a mi lado, más de t