Una parte de ella quería aceptar todo lo que él decía sin cuestionarlo, como un niño que teme a los monstruos debajo de la cama. Él le acarició la espalda y la rabia le invadió porque le encantaba estar así con él. Quería que todo volviera a ser como antes, antes de que el mundo se derrumbara, antes de que él la traicionara, solo que esta vez, con el bebé. ¿Podría perdonarlo?

Quería dejar atrás lo malo, pero algo no dejaba de atormentarla. Si de verdad la había querido de vuelta después de la ruptura, ¿por qué no la buscó? ¿Por qué no luchó por ella? El anuncio del embarazo lo había traído de vuelta a su vida, pero eso no significaba que quisiera quedarse.

«No me prometas que todo estará bien».

«Si te preocupa, recibirás una excelente atención médica. Buscaremos un médico mejor si eso te inquieta. Estarás en las mejores manos».

—Muchas gracias —dijo con sarcasmo, apartándose de él y negando con la cabeza.

—¿Qué hice ahora? Quiero lo mejor para ti y para el bebé. No puedes reprochárme