Scottland Yard, Burdel,Mansión

En unas oficinas de Scotland Yard se encontraba el detective Harry Macmillan, esa misma había realizado un juramento, dar con el asesino de Willemina Winchester; estaba analizando unos papeles, eran las notas sobre como el cuerpo había sido encontrado, con un par de orificios en el cuello, algunos de los agentes del servicio funerario y demás decían con temor; “debe de ser un vampiro”, “ o algún ser demoniaco”, esos eran los rumores que corrían por las calles de la ciudad, en los otros cuerpos que habían sido encontrados las marcas eran las mismas, tenía su pluma fuente entre los labios y la nariz, leía pensativo cada una de esas notas.

La niebla nocturna de Londres comenzaba a caer, y el frio que ocasionaba esta empezaba a calar hasta el tuétano de los huesos, en la chimenea que se encontraba en su oficina, el fuego saltaba alegremente entre los leños que estaban completamente encendidos.

Ese tipo de crimen los había visto ya en una ocasión en Surrey, dos heridas en una vena principal del cuerpo, queriendo desangrar a la víctima, sacando hasta la última gota del vital fluido que corre por las venas del cuerpo, casi todas ellas mujeres jóvenes y hermosas.

¿Quién eres? - dijo Macmillan a la pizarra verde que en esos momentos la tenía llena de recortes y anotaciones, diagramas de las posibles armas asesinas, y un enorme signo de interrogación en medio de todo.

Un oficial entro en el despacho, era cerca de la media noche, muchos de los vigilantes comenzarían sus rondas desde King Cross hasta calles aledañas al Támesis, en las últimas noches, estos hombres eran acompañados por perros de guardia, pero siempre el hombre era más listo que ellos, algunas mujeres las dejaba con vida pero severamente marcas del rostro, al interrogar a esas mujeres, ellas no recordaban el rostro, puesto que siempre iba cubierto con un pasamontaña para  cubrirse del frio de la niebla londinense.

Detective Macmillan, señor, hemos hecho nuestra ronda, las calles se encuentran en completa calma, solo una riña de ebrios que iban saliendo del burdel, no fueron llevados a la cárcel puesto que ambos son pertenecientes a la guardia de la corona- hablo el vigilante- solo hemos visto eso, mi compañero entrega cargo a las 8:00 a.m., así podrá ver su informe, los ataques siempre son reportados después de la media noche, así que tenemos la sospecha que el atacante actúa entre las once y las doce de la noche, ya que muchas de las victimas aun las podemos encontrar con vida o aun calientes- hablo el hombre de cabello pelirrojo que portaba su uniforme azul marino con un cinturón negro grande.

Gracias, Grant- hablo Macmillan que se encontraba levantado mirando de frente al pizarrón, mientras anotaba el dato que le estaba proporcionando el hombre- digame,Grant, ¿han encontrado alguna pista en los lugares donde se hallaron a las víctimas? - el hombre miraba las borrosas fotografías que se encontraban frente a él- algo que este fuera de lugar- el detective tenía el cejo entre fruncido.

Grant intento recordar alguna de las escenas del crimen y en ninguna había algo fuera de lo normal, pero el hombre no podía recordar absolutamente nada.

No, Macmillan, señor- hablo Grant- generalmente nos rotamos, quizás mi compañero Campbell recuerde algo, él estuvo de guardia el día que apareció muerta la señorita Willemina Winchester, por lo que se percató la pobre chica no se pudo defender o al menos conocía a la persona que la ataco- comento Grant.

Gracias, Grant, ahora ve y descansa, esta noche han realizado un excelente trabajo- les dijo el detective a Grant y a sus compañeros de turno- nos vemos mañana, es hora que yo igual me retire a descansar, el día de mañana será otro día y podremos pensar con mayor claridad.

Mientras tanto en el burdel, Sir Walker tenía en sus piernas a Mary Christine Ford, le comenzaba a besar el cuello, la chica olía a perfume, pero no del barato que utilizaban las otras prostitutas, era una fragancia se percibía claramente francesa, ninguna de las dos chicas de las cuales había estado enamorado estas le dieron un trato gentil, bueno si gentiliza sí, pero no lo admiraban, al contrario en ocasiones lo veían de arriba para abajo como si le hicieran un favor el tan solo dirigirle la palabra.

Eres muy bella, Christine- le dijo mientras le besa una de sus manos- este lugar no es para ti, me gustaría poder apoyarte a salir de este lugar; es más dame unos cuantos días, voy a pagar por tu libertad- le dijo el hombre a la joven, recién la conocía, pero sintió algo especial por ella, quizás fueran sus labios carnosos como los de Anna, o la forma de sus ojos como los de Willemina, solo sabía que la chica necesitaba ayuda y él se la iba a brindar.

Mi lord, eso sería mucho, apenas lo conozco, y yo soy una prostituta- le dijo la joven con rostro apenado, la chica bajo la mirada con sentimiento de vergüenza, recordaba la época de mediana opulencia de su familia, en la cual tenían servidumbre en casa, pero todo eso se terminó cuando su padre comenzó con las apuestas y ella terminó en ese lugar.

Te ayudaré, no tienes que avergonzarte, tú no eres como esas chiquillas mimadas de la sociedad londinense, como el caso de esa chica Winchester, perteneciente a una buena familia y los rumores dicen que fue asesinada por un amante o que se prostituía, claro no como este lugar, si no dentro de la sociedad de la realeza- hablo con acento venenoso contra la mujer que había sido asesinada con crueldad.

Muchas gracias, Mi lord- la chica le tomo una de las manos y beso con gentileza el dorso de la mano del hombre quien sonrió ante tal caricia, Mary Christine Ford era hermosa, le serviría para apaciguar sus deseos carnales, ya que a pesar de su condición de prostituta conservaba cierto grado de inocencia que a él tanto le agradaba.

Horas antes en la mansión Winchester, Elizabeth y su novio Robert Jones, encontraban el diario de la hermana de esta; Lady Winchester junto a su prometido comenzaban a sacar ropa de la fallecida, Betsy como le decía Robert , comenzó a guardar vestidos y otras cosas que pertenecieron a la chica, estos serían guardados en el ático de la mansión y los otros objetos más pequeños serían conservados en la habitación que le había pertenecido en vida, en uno de sus gabinetes laterales, la chica guardaba un cuaderno encuadernado en piel de color negro, al abrirlo lady Winchester se dio cuenta que era el diario íntimo de su pequeña hermanita Willy, ¿sería prudente leerlo?, ¿diria algo sobre el asesino?, sin más comenzó a leerlo en voz alta para que Robert igual supiera lo que decía ese pequeño libro, que comenzaba así:

Querido Diario: 

El día de hoy lo vi...

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