La Corona

Walker llego al burdel y comenzó a besar Mary Christine, la tenía sentada en sus piernas con las manos alrededor de la cintura, el hombre posaba sus labios por el cuello de la joven que lo único que hacía era aceptar las caricias del cliente, así como aceptaba los besos y caricias de los demás.

    Te traje un regalo- le dijo Walker a Mary Christine, y saco de una de las bolsas de su abrigo el perfume- toma es para que lo uses solo para mí- el hombre se lo puso en las manos- toma es una esencia fina, pensé que te gustaría- el hombre abrió la botella con cuidado y le puso un poco de perfume en el cuello y las muñecas a la mujer- con esto vas oler más delicioso.

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