Álvaro y Atike tenían tres meses de una idílica relación, Álvaro estaba cumpliendo con la promesa de cada día enamorarla con detalles
— Amor, vamos, te llevaré a un lugar muy especial, para después llevarte a otro aún más especial.
— Quiero ir, pero no puedo dejar sola
A Julián, no la veo bien.
— Ve tranquila Atike, estoy bien es solo cansancio .— Habló Julianne desde arriba de las escaleras.
Atike la miró y luego a Álvaro.
— ¿Estás segura que puedes quedarte sola?
— Si Atike, ve y disfruta de tu velada.
Álvaro sonrió mirando a Julianne y luego a Atike.
— Gracias Julián, y no te preocupes yo cuido de mi reina.
Julianne sonrió, e hizo señas de despedidas con la mano y entró a su habitación.
Atike miró a Álvaro sonrió y se lanza sus brazos y el dio vueltas con ella. Unió sus labios ella envolvió sus brazos al rededor del cuello de él y profundizaron ese deseado beso.
Se separaron por falta de oxígeno en sus pulmones, la miró a los ojos y acarició su mejilla.
— ¿Lista para la sorpresa