19. ENTRANDO A LA HACIENDA AMANECER
Anoche fue una de las peores noches de mi vida. Al llegar a casa, encontré a mamá y Martha atendiendo una visita. Era Iván Felipe. Tomé aire, tratando de que la sorpresa no se refleje en mi rostro. Entré a la sala, saludé con una sonrisa que deseaba convincente y me senté con ellos, esforzándome por parecer natural.
Iván Felipe es todo lo que siempre soñé y más. Su porte, sus modales, la forma en que se expresa... Todo en él grita nobleza. No solo es un hombre culto, sino que su manera de hablar de las personas y los lugares que ha conocido revelan una bondad genuina. Mientras compartía anécdotas sobre las culturas que ha explorado, sus ojos brillaban de entusiasmo. Había regresado a casa después de años y su nueva asignación era precisamente la defensa de esta región. Esa última parte fue una sorpresa total para mamá y para mí, pues aparentemente Marta ya sabia que él había ingresado al ejército.
—Mañana terminan mis vacaciones, así que debo reincorporarme al servicio —dijo con un