Lincoln
—Buenos días—, saludo alegremente a todos en la oficina del personal.
Los saludos y —heys— mediocres responden entre murmullos.
Si este fuera mi equipo, los haría vitorear y animar cada mañana. Los motivaría a dar lo mejor de sí en el trabajo.
Pero no me corresponde reciclarme. Al fin y al cabo, es una práctica temporal, y no le he dicho a nadie que soy director y copropietario de un resort de cinco estrellas en Escocia por miedo a que me vean con otros ojos.
Quiero ser parte del equipo. No quiero destacar. Ese no es mi objetivo. Aquí quiero integrarme.
Mi equipo en el hotel me aprecia mucho por mi cuidado del personal. Ofrecen los mejores paquetes y salarios de la zona. Los conozco a todos y me encargo de asegurarme de que estén completamente capacitados para hacer su trabajo. Pero estos, bueno, se mantienen a flote y hacen lo mínimo indispensable. Necesitan motivación para estar aquí. Pronto.
—Buenos días.— Lucy aparece como de la nada y se sienta a mi lado en el asiento vac