Esto representa una batalla constante contra ella misma. Mila salta con las piernas abiertas y cae de forma silenciosa y elegante, alza su barbilla mirando su reflejo en aquel enorme espejo que hay en su salón de prácticas.
Da un paso a la derecha, otro más a la izquierda, se inclina y su delgado pero fuerte cuerpo la hace ver una perfecta bailarina de ballet.
Cierra los ojos y aguarda unos minutos. Siente su latir acelerado y como su mente se nubla. No por favor, hoy no. Pero esa sombra oscura vuelve a llenar cada rincón de su mente. Abre los ojos y al mirarse de nuevo una lágrima cae por su mejilla.
Camina a pasos elegantes hasta la puerta del salón. Toma su toalla y un vaso de cristal lleno de agua. Apaga la luz y cierra la puerta.
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Miranda, A.©