—¿Mila?— siento un fuerte olor que me trae a la realidad, alcohol.
—Mierda…— me levanto de golpe y miro hacia mis pies, están ensangrentados y con solo moverlos el dolor se hace presente
—¡NO!— grito. Miro a la profesora Berezutski quien llama a los paramédicos, los presiona, les grita.
—Te llevaremos al hospital— dice uno de los hombres.
—Yumi…— busco a mi compañera quien está detrás de mí—. Busca a mis padres por favor.
—Están esperándote junto con Alexander, afuera— asiento y me suben a una camilla. Antes tomo mis zapatillas cubiertas de sangre y las pego a m