Cuando escribo estas líneas rememoro cada detalle de la historia que les acabo de relatar como si fuera una película reproduciéndose en mi cabeza. Hubo situaciones de intenso temor, sí; pero… es difícil de explicar, las palabras me limitan.
Lo intentaré:
Estoy seguro que ocupé cada espacio de las realidades que se me presentaron. También es claro, para mí, que todas las sensaciones que experimenté se llevaron a cabo a un nivel fisiológico, incluyendo el miedo. Pero a lo que de este lado del velo llamamos “miedo” ya no existe en mí fisiología. Es por eso que ese sentimiento, hoy en día, sólo es una palabra a la que no le encuentro ningún sentido. La muerte es la fuente de todos los miedos; cuando comprendes que la muerte no existe, no hay motivos para temer.
Tuve períodos de intensa paz y felicidad, dos poderosas energías que no me han abandonado desde el día del despertar. Muchas veces las percibo como una lejana melodía que se acerca a susurrarme a