Dos días más tarde el teléfono residencial sonó.
-Residencia Álvarez.
-¿Señora Margaret?
-Sí. . . ¿quién habla?
-Soy el detective Domínguez.
-Detective. . . ¿me tiene noticias?- preguntó sintiéndose ansiosa, su corazón palpitaba con violencia.
-Sí. . . tengo mucha información para usted.
-¿Tan pronto? – abrió los ojos como platos.
-Se mover mis contactos, señora.
-¿Sabe. . . sabe quién es ella?
-Efectivamente, si está usted de acuerdo podemos encontrarnos en el Rizzo's Café.
-Me parece bien.
-En una hora.
-En una hora- afirmó ella antes de colgar.
Dijo a Marcus Jr, que saldría a una diligencia, pero que volvería pronto.
Una hora más tarde el detective Domínguez la esperaba en una mesa, se puso en pie para recibirla, mientras le extendía