A la mañana siguiente Marcus se levantó muy temprano, pero no salió de casa, decidió quedarse en cama.
-Son las diez y aún no te levantas, ¿te ocurre algo querido?
-Nada especial Margaret, sólo que no me siento muy bien esta mañana.
-¿Quieres que llame al galeno?
-No, solo quiero descansar.
-De acuerdo querido, yo iré a comprar algunas cosas que necesito para la cena de esta noche.
-Está bien, yo me quedaré en casa hoy, mientras estás fuera aprovecharé de llamar a Marcus – efectivamente así fue, Margaret salió de la casa y él marcó el numero celular de su hijo.
-Buenos días, padre – respondió él chico del otro lado de la línea.
-Buen día hijo, ¿cómo has estado?, no hemos podido conversar desde que te fuiste a casa de tu tío.
-Estoy bien papá, he pasado muy buenos días aquí. Me mantiene la mente ocupada, así no extraño tanto a la abi.
-Me alegra que la estés pasando bien hijo. . . cada día que pasa extraño más a