Capítulo 2Capítulo 2POV Lucia El salón parecía haberse encogido a mi alrededor. Los invitados susurraban en tonos bajos y frenéticos, con los ojos yendo de Santiago a su padre, de Elena a mí. Podía sentir el pulso en mi garganta, latiendo al ritmo del tirón profundo y constante del corazón de Santiago. Ya no era solo el caos en la sala lo que me retenía; era el vínculo, rugiendo bajo mi piel, atrayéndome hacia él con una gravedad a la que no podía resistirme.El padre de Santiago avanzó a grandes zancadas, su larga túnica arrastrándose por el suelo, los ojos oscuros de furia. “¡Santiago!”, tronó, haciendo temblar los candelabros. “¡Esto es insubordinación! Honrarás tu compromiso con Elena Rafael, ¡o lo perderás todo! ¡Te despojaré de tu título, de tu manada, de tu riqueza!”Me estremecí cuando sus palabras me golpearon, sentí el estómago encogerse. Aquello ya no era la reprimenda educada de los nobles; era el peso de un imperio cayendo sobre los hombros de Santiago… y por extensión
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