Aria’s voice was calm but firm as she stepped fully into the room.“Ella no lo robó”, repitió, mirando fijamente a los ojos del señor Fredo con una autoridad silenciosa.La mandíbula del señor Fredo se tensó, las venas marcándose. “¿Qué haces aquí, Jane? ¿No te dije que te fueras a casa?”Aria no se movió. Caminó lentamente hacia él, cada paso medido. “Te lo dije, papá. Nadie lo robó”.Sus palabras quedaron suspendidas en el aire, cortando la tensión como una navaja. La sala quedó en silencio, todas las miradas pasando de ella, a mí, y a los rostros tormentosos de Lorenzo y Celeste.—Mientras avanzábamos por el pasillo silencioso, los pasos de Aria eran vacilantes, y su voz apenas un murmullo cargado de disculpas.“Y… yo lo siento, Isla. Debería haber… um… no… debí decir algo antes”, tartamudeó, incapaz de mirarme a los ojos.Sonreí suavemente, llevándome un mechón de cabello detrás de la oreja. “Nah, está bien, Aria. Igual me salvaste”.Mientras caminábamos, no pude evitar notar su
Leer más