~Marian~Podría describir el dolor que sentía cuando vi a Luck llorando después de contarme todo lo que había pasado con Grecia, se veía tan vulnerable ante mí, y es que no me explico cómo ella pudo hacerle tanto daño y destrozarlo a tal punto de hacerlo tocar fondo y que él ni siquiera supiera quién era. Lo alejó de todos por su egoísmo y su maldad.No me quedan dudas de que enamorados perdemos la conciencia y nos dejamos llevar únicamente de lo que sentimos, no sabemos controlar todo lo que hay en nosotros.Nunca me había enamorado hasta que apareció Luck y experimenté lo que es amar a alguien y obsesionarse, pero no hasta el punto de hacerle daño porque sabes que lo quieres para ti, sí, me gustaría que me elija, sin embargo, yo no podría joderle la vida cómo lo hizo Grecia.Aún no me queda claro qué tengo que ver yo entre ellos y por qué se acercó a mí con otra identidad haciéndome pensar que de verdad era mi amiga y que podíamos llevarnos bien, confíe en ella y ahora me arrepiento

~Marian~—¿Qué…?Luck da unos pasos hacia atrás con su cara llena de sorpresa, trata de entender lo que le acabo de decir.—No puedes casarte con Stefan, no lo amas —me toma de las manos—. Escápate conmigo.Aunque quiera en este momento escaparme con Luck y olvidarme de todo, no puedo hacerlo, no me siento capaz de dejar a mi padre cuando tiene una enfermedad terminal que puede acabar con él en cualquier momento, a pesar de que me duela tengo que alejarlo de mí a como dé lugar y romperle el corazón. “Esto es lo mejor”.Suelto las manos de Luck, me seco las lágrimas y mirándolo a los ojos le digo;—Sí, sí puedo casarme con Stefan porque estoy enamorada de él, es el hombre con el que quiero tener una familia.Sus ojos se abren más de lo necesario dejando ver en su reflejo que le duele lo que le he dicho. Empieza a negar con su cabeza y me agarra de los hombros.—Deja de mentir, tú no lo amas, me amas a mí —sus ojos en los míos hacen que me sienta mal—. No hagas esto, te lo suplico… Tú

~Marian~Aprieto mi vestido con mis manos y la ansiedad me consume, me doy la vuelta y salgo corriendo de la iglesia, dejando que el aire acaricie mi rostro. Me voy en vomito. Me siento en el andén y solo puedo llorar como si lo que estuviera por hacer fuera lo peor.Mi padre aparece unos segundos después y yo solo puedo mirarlo sin decir nada. —¿Qué pasa. Hija? No es momento de arrepentirse, Stefan y todos te están esperando.—Papá… no puedo, yo no lo amo… Dejo salir las lágrimas y él la seca para que no se me corra el maquillaje.—Ese es el hombre con el que te tienes que casar, me lo prometiste, no puedes fallarme, no voy a estar tranquilo cuando ya no esté —acaricia mi nariz—. Todo va a estar bien, pero ahora regresa a la iglesia y acepta casarte con Stefan.—Por favor, papá…—Hazlo por mí, quiero que sean una de mis últimas voluntades; Recuerda que tengo cáncer.Entre lágrimas asiento a lo que me dice y me ayuda a levantar.—Sonríe, que todos se den cuenta lo feliz que eres.D

~Especial Angélica~En el momento en que Luck me dijo que sabía quién era la persona que había intentado matar a mi hermana, nunca me imaginé que al entrar a ese departamento vería a una chica un poco más grande que mi hermana, pero casi con sus mismas facciones, eso me dejó sorprendida y con muchas ideas que no se van de mi cabeza y si lo que estoy pensando es real esto se va a joder más de lo que ya está.—¿Quién es esa mujer? Le pregunto cuando estamos fuera del departamento, está tan alterado que no se queda quieto, solo se mueve de un lado a otro.—Luck, te pregunté quién es esa chica. Responde mi pregunta.—Es Grecia, una de mis ex novias, hace unos pocos días nos enteramos que se había hecho pasar por amiga de Marian con otro nombre, pero nunca pensamos que llegaríamos a este punto y es que me siento culpable porque siento que está haciendo todo esto para que yo regrese con ella, me está acorralando.Vuelvo a hablar.—Hace unas semanas nos enteramos que mi padre tuvo una hija

~Especial Señor Stevenson~Antes de que Angélica diga cualquier cosa que pueda terminar de arruinar mi reputación la tomo del brazo y la arrastro por el pasillo, llevándola a una habitación desocupada, trata de soltarse y la tiro en el mueble.—Nunca más se te ocurra gritarme delante de las personas. ¡A mí me respetas! —la agarro del cabello—. ¿Qué carajos sucede contigo?Me quita la mano bruscamente y puedo ver la Furia en su mirada, es como si algo hubiese cambiado dentro de ella.—A mí no me pidas nada, eres un miserable que abandonó una hija que seguramente te necesitó muchas veces y que ahora por rencor quiere hacernos daño. ¡Marian está muriendo por ti! Me grita.—Fuiste un cobarde.—Si le llamas cobardía a no querer dañar mi vida, entonces sí soy un maldito cobarde. No me iba a quedar con una mujer que no me sumaba y con una hija que yo no deseé tener —hablo, mirándola—. Yo nací para cosas grandes, no para quedarme al lado de una mugre pobretona porque esperaba una hija mío.S