Lumina—Lumina —sus manos subieron para sostener suavemente mi rostro, obligándome a mirar directamente a sus ojos, buscó algo en los míos antes de continuar.—Te amo. Eres mi compañera, mi esposa, la madre de mi hijo. Sophia es... una amiga del pasado, nada más.—Entonces, ¿por qué pensó que podría besarte? ¿Por qué intentó algo así si no creía que serías receptivo? —insistí, sin dejar que eso fuese ocultado bajo la alfombra. Había sido devoto a ella, en esta vida y en la anterior. ¿Por qué seguía actuando como si no la amara?Sus padres prácticamente le habían dado permiso para engañarme, aunque claro, el nuestro fue un matrimonio arreglado y él nunca me había dicho que me amaba. No era una frase que intercambiáramos. Oírlo decirlo me dejó sin palabras, aunque no tenía intención de decirle que yo también sentía lo mismo.Ya sabía cómo terminaría la historia, solo quería encontrar la manera de obtener su permiso para salir de la ciudad y desaparecer para siempre con Ollie.Mi compañer

XenoisMe desperté con la cálida sensación del cuerpo de Lumina pegado al mío, su cabeza descansaba sobre mi pecho y tenía uno de sus brazos en mi estómago. Por un momento, todo volvió a parecer normal, como antes de que ella alejara por el regresó de Sophia a Arroyo de Plata con su hijo, o incluso antes.En ese momento éramos solo nosotros, la tranquila intimidad de una mañana de domingo y ningún lugar urgente a donde ir.La conversación y la intimidad de la noche anterior en la ducha habían reparado algo entre nosotros, pero aún podía sentir que nuestro vínculo era frágil. Lumina no confiaba completamente en mí, pero al menos, me estaba dando una oportunidad para reconstruir nuestra conexión. El regreso de Sophia había sacudido algo importante en nuestra relación y todavía estábamos buscando nuestro equilibrio.Le di un beso suave en la parte superior de la cabeza, inhalando el aroma familiar de su champú mezclado con su esencia natural. Estaba tan feliz de poder olerla de nuevo; el

RileyEl viaje en auto comenzó en silencio, lo que nunca era buena señal con mamá porque era una especie de advertencia.Ella estaba molesta por algo y esperaba el momento perfecto para sacarlo. Por mi parte, tenía las manos cruzadas en el regazo, mirando por la ventana las casas que pasábamos, intentando hacerme lo más pequeño posible en el asiento del pasajero. Podía sentir que me miraba por el espejo retrovisor cada pocos segundos, y cada mirada me hacía sentir más aprehensión.—Entonces —dijo al fin, su voz sonó falsa y dulce, lo que significaba que se acercaba un problema para mí—. Cuéntame sobre tu pijamada, cariño.Sabía que eso venía, en especial al considerar que odió el hecho de que insistiera en quedarme para la pijamada.A mamá no le gustaba perderme de vista y siempre quería saber todo lo que pasaba cuando no estaba con ella, cada conversación que tenía con otros, cada pregunta que me hacían y las respuestas que daba.Hace mucho había aprendido que decir la verdad normalme

OllieEstaba sentado en el suelo de mi habitación, rodeado de mis camiones de juguete y bloques, pero en realidad no jugaba con ellos.En lugar de eso, no dejaba de pensar en Riley y en lo callado que se había puesto cuando su mamá llegó a buscarlo. La forma en que actuó fue extraña, volvió al comportamiento que tenía cuando estaba con su mamá, caminaba detrás de ella con la cabeza baja, como si intentara hacerse invisible o esconderse de algo, me recordaba algo importante, pero no sabía qué.Mis bloques iban a ser un castillo, pero en ese momento solo parecían un montón desordenado; no tenían forma y no tenía inspiración para seguir con ellos.Había intentado construir algo genial para mostrárselo a Riley la próxima vez que viniera, pero cada vez que empezaba, me preguntaba si habría una próxima vez, o si su estancia había sido algo que solo ocurriría una vez en la vida.Su madre tenía esa mirada en los ojos cuando mi mamá sugirió otra pijamada, como si no quisiera que Riley regresara

SophiaEl viaje por la mañana hacia la primaria de Arroyo de Plata fue perfecto para lo que necesitaba lograr. Riley estaba sentado en silencio en el asiento del pasajero, mirando por la ventana con una expresión vacía mientras observaba pasar los autos.A lo largo de los años, Riley había aprendido a la fuerza a reconocer mis estados de ánimo, a sentir cuándo estaba planeando algo importante y necesitaba silencio.—Hoy es un día muy especial, Riley —dije con voz seria, viéndolo por el espejo retrovisor.Esperé hasta que sostuvo contacto visual conmigo antes de continuar. Eso era lo que normalmente hacía cuando necesitaba que prestara atención a cada una de mis palabras.—Hoy es tu primer día en la nueva escuela, en la misma clase que Ollie.—Sí, mamá —respondió automáticamente, bajando la mirada hacia sus manos.—¿Y recuerdas lo que hablamos ayer? Sobre lo que estoy tratando de conseguir para nuestra familia?—Sí, mamá.Le eché otra mirada por el espejo retrovisor, notando que tenía l