Jareth entró al cuarto que compartía con Alina, el pecho tenso, la cabeza pesada, adolorida.La amnesia le pesaba como una pared en la mente… luchaba por recordar toda su vida, tenia que haberlo. Pero algo estaba mal. Muy mal.Desde el pasillo, escuchó una canción, no era suave pero estaba seguro que habia pasado algo con ella.No sabía de dónde venía.Pero esa canción…Esa canción le apretó el pecho.Sintió un golpe interno, como un recuerdo enterrado reviviendo.Una voz. La risa suave de una mujer que bailaba con sensualidad y provocación. Ella ponia su mano sobre su mejilla.Un olor dulce, cálido, demasiado adictivoY unas palabras compartidas que jamás olvidaría.—¿Quien eres?— habia susurrando ella en un jadeo—Tu próxima obsesión— esa era su voz, estaba seguro. Esas palbara salieron de su boca, ese lugar… habian muchas luces, personas eufóricas bailando. Una discoteca posiblemente. Esa canción… la que sonaba, era Bailando de Enrique Iglesias y ella…El sonido se cortó.Jareth

🖋️NARRADOR OMNISCIENTE Andrei tomó otro sorbo de whisky, disfrutando cada segundo en el que creía tener el control absoluto.Jareth, sin embargo, seguía observando. Cada gesto, cada movimiento, cada m@ldita palabra que caía de la boca de ese desgraciado lo ayudaba a preparar su inevitable caída.—Entonces, Mael… —dijo Andrei finalmente, posando el vaso sobre la mesa de cristal—. ¿Cuento contigo para esto?Jareth alzó la mirada, lenta, calculadora, sin el más mínimo parpadeo de duda.—Por supuesto, hermano —respondió, incluso permitiéndose esa palabra que odiaba—. Si ella es tan importante para la empresa y para ti, haré lo necesario.Andrei sonrió satisfecho. Como un depredador convencido de que había amarrado a otro a su propia jaula.Cuando salieron de la oficina, Celina ya los esperaba junto a los ascensores, con esa sonrisa impostada, los labios demasiado rojos y los ojos brillando de deseo posesivo. Cuando vio a Jareth, enderezó la postura, subiéndose la falda con disimulo para

Celina temblaba mientras sostenía la cabeza de Jareth en sus manos, la sangre tibia deslizándose entre sus dedos. Su respiración se volvió errática, el pánico perforándole la garganta mientras gritaba su nombre una y otra vez, inútilmente.El grito de Celina atravesó el apartamento como un disparo.—¡Jareth! ¡Dios, Jareth, despierta!Él no reaccionó y no lo haría. Su cuerpo pesado, resbaladizo por el agua, cayó inerte contra ella. La sangre que corría desde su cabeza le heló las piernas. Sin detenerse a pensar —ni siquiera a cubrir su cuerpo desnudo— salió arrastrándolo como pudo hacia fuera del baño, lo dejo en la habitación y salió disparada ppr ayuda.Uno de los guardias apostados en el pasillo la vio llegar tambaleándose.—¡Necesito ayuda! —gritó con histeria real esta vez— ¡Se golpeó la cabeza, está inconsciente! ¡Rápido, hay que llevarlo al hospital!Tres hombres se precipitaron hacia él. Lo levantaron y caminaron con prisa hacia el estacionamiento subterráneo donde el auto de

NARRADOR OMNISCIENTEIsabel sollozó con un hilo de voz, extendiendo el brazo hacia él mientras la camilla avanzaba. Era como ver su alma partir lejos de ella.—¡Espéren! ¡Déjenme verlo, por favor! —su grito quebrado desgarró el pasillo.Ethan corrió hacia ella, agachándose para sostenerla antes de que golpeara el suelo.—Isa, tranquila, tranquila, mírame —le suplicó mientras la cargaba entre sus brazos—. Respira, hermana… estás hiperventilando.Pero ella no podía. No podía simplemente quedarde allí a ver como se alejaba de ella otra vez.Lo había visto.Lo había tenido frente a ella.—Vivo—.Y ahora se lo estaban llevando lejos de ella.—Ethan… —su voz tembló, rota, casi infantil—. Lo juro… pensé… pensé que nunca… —sollozó contra su pecho—. Está herido… Ethan… ¡lo están lastimando otra vez!—No, Isa, no —Ethan trató de mantener la calma, pero su propia garganta estaba cerrada—. Está vivo y es lo mas importante, esta consciente, solo ha perdido un poco de sangre, pronto lo van a estabi

🖋️ NARRADOR OMNISCIENTE Isabel seguía aferrada a él como si temiera que fuera a desvanecerse. Sus dedos temblaban sobre su espalda, y Jareth lo sintió… cada estremecimiento le desgarraba el alma.—Mi amor… —murmuró él, acariciando su cabello con una suavidad casi desesperada—. Ya pasó… ya pasó, Isa. Estoy aquí. Mírame… no cierres los ojos, por favor.Ella los abrió apenas, húmedos, brillantes, tan vulnerables que Jareth sintió un dolor punzante en el pecho.—Te necesito… —su voz salió en un susurro dolido—. No quiero volver a vivir sin ti, no quiero volver a respirar sabiendo que no estás.Jareth apoyó su frente en la de ella, respirando agitado.—No me iré, estare a tu lado por el resto de nuestras vidas ¿me escuchas? —su voz bajó, grave, firme—. Y cuando todo esto termine, nunca más vas a pasar un día sin mí. Nunca más vas a llorar por perderme. No me moveré de tu lado aunque tenga que pelear con el mismo infierno.Isabel levantó una mano temblorosa y le tocó la mejilla.Su pulgar