Un nuevo día comienza y con ello, un nuevo plan. Esta claro que Harding no quiere dejarme ir a trabajar y yo debo persuadirlo. Por ello, me levanto temprano como lo hacía en casa de mis padres y ya limpia, busco en mi armario, ropa que ponerme. Es allí cuando veo el uniforme que el mayordomo, me ha conseguido. Asombrada por ver tan poca tela, salgo de la habitación, completamente roja al haber malinterpretado el mayordomo mi pedido.— ¡Señor Parker! ¡Señor Parker, ¿Dónde está?! — pregunto caminando hacia la cocina, sala y balcón.Es cuando estoy en el último, que una puerta se abre y yo suspiro profundo al pensar que es el mayordomo. — Que bueno que lo he encontrado. Señor Parker, este no es el uniforme que pe…dí. — susurro al ver a Harding perfectamente vestido, observando el uniforme con burla.De inmediato, esco

El miedo me invade y las lagrimas caen por mis mejillas. Preocupada, miro a mi alrededor en buscar el señor Parker o alguna de las chicas con las que limpio la casa, pero, no hay una sola persona conocida para mí y quienes me observan, es con oscuridad, como si vinieran de ese infierno que no conocía, para acabar y consumir el mío.El hombre con el arma, me rodea y con la misma, levanta levemente mi cabello mientras respira tan cerca de mí que su aliento, chica con mi cabello. Me siento como si güera una presa petrificada, siendo rodeada por mi depredador.— Jamás creí que Harding tuviera una mujer en su apartamento. — susurra el hombre con una sonrisa maligna.— Deja de jugar con la niña y mátala, no podemos dejar testigos — dice una de las chicas que se sienta al lado de Harding a observar la escena.— Espera un momento, la chica es bonita, así que, dé

Narrador Omnipresente Debido a las órdenes de Harding, en el apartamento, solo el mayordomo Parker, se quedaba todo el tiempo y era, en la parte más remota del apartamento, para no interferir en la vida de su jefe. Aunque tenía un oído bastante bueno para escuchar los llamados de su jefe, debido a la música alta que habían tenido, se había colocado tapones para los oídos y solo cuando escuchó el ruido fuerte del televisor, se levantó, arregló y llamó a los guardaespaldas que se encontraban dormidos en sus puestos.Justo cuando salió de su habitación, quedó todo en silencio y por ello, se preguntó si el ruido lo había soñado, perturbado por el escándalo con el que se durmió, pero, curioso por confirmar ello, avanzó hasta la sala, donde apenas llegando, se escucho el disparo que impactó la espalda de Miley.

La culpa invadía por completo a Harding y era por ello que hacia todo lo posible por de alguna forma compensar su error. Sus padres, quienes lo conocían bien, sabían que se estaba atormentando y por ello, su madre se acercó a él. — Hijo…— No, madre. No intentes consolarme. Yo fui quien cometió errores y me encuentro perfectamente bien. No es justo — comenta Harding. — No fue tu culpa.— Por tenerla como deseaba para hacerle pasar un mal rato, inhabilite las cámaras, creyendo que nadie se atrevería a tanto. Eso y llevar a personas malas a mi casa, fue lo que nos trajo a esto. >> Así que, si lo único que puedo hacer por ella es buscarle sangre, lo haré y no me importará si me lo prohíben. Porque ni siquiera eso va a detenerme. Eso y esperar que salga bien de la cirugía. — No te culpes p

Harding suspira profundo, pero no dice algo más, sino que, solo se levanta y se marcha. Es allí cuando dejó salir mis lágrimas y aunque me resulte sorprendente, me siento doblemente maltratada. Antes, pensaba que sólo había dos maneras de lastimar y se hacía cuando vivías maltratos físicos o verbales. Pero, hoy compruebo un tercero: ser tratado bien por lástima. Eso, es más doloroso que las primeras.— No pasa nada, Miley. Ignora todo. — susurro.Aunque me sentía cómoda por ser tratada bien, sabes que lo hacen solamente por lástima, no es algo agradable, menos, cuando es Harding, el hombre que amo y quien deseo, me trate así porque me ama.Estas pidiendo demasiado. Recuerda quien eres y tu lugar. Así, no vas a sufrir por malinterpretaciones que no van a ayudarte en lo absoluto— dice mi mente y yo asiento con dolor. Con