Después de casarme con el hombre que mi padre eligió para mí, formamos una familia.Al año siguiente, llegaron nuestros mellizos: una niña y un niño.Cuando cumplieron tres años, regresé con mis padres a nuestro país de origen.Pisar esta tierra de nuevo removió muchas cosas dentro de mí.Pero ya no era la misma.La última vez que estuve aquí, me fui llena de heridas y resignación.Hoy, regresaba acompañada de quienes me aman de verdad:unos padres que darían todo por mí, un esposo que me respeta y me cuida, y dos hijos que son mi mundo entero.Tenía todo lo que alguna vez soñé.Y lo más importante: tenía paz.Aquella tarde paseábamos por el parque con los niños. El sol brillaba, el viento era tibio.Y entonces, ocurrió.Nos cruzamos con Adriana Falcón.No la reconocí de inmediato.Su rostro estaba amarillento, el cabello sucio y enmarañado, y su ropa… tan sucia que apenas se distinguía el color original.Estaba tirada en el suelo, siendo golpeada por un hombre.—¡¿Dónde está el dinero
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