"Samantha"Salí del edificio de Catarina y Miguel me esperaba fuera del coche. Se acercó y me besó en la mejilla."¡Samantha, eres un regalo para la vista!", dijo Miguel emocionado.Miguel era un hombre muy guapo. No era tan alto como Heitor, pero sí más alto que yo. Tenía el pelo negro, ondulado y largo hasta los hombros, piel morena clara, casi como si estuviera profundamente bronceado, ojos oscuros y sonrientes, y una barba poblada que enmarcaba una sonrisa de dientes blancos y perfectos."Siempre eres tan amable, Miguel". Subí al coche y él cerró la puerta."Bueno, mi reina, te llevaré a un lugar un poco más lejos de la ciudad, pero te encantará. Es una granja con un restaurante abierto al público. ¿Te parece bien?", preguntó Miguel expectante. "¡Me gusta! Sí, está bien", respondí, sintiendo una ligereza que no había sentido en muchos días. Mientras conducíamos, charlamos de cosas sencillas. Miguel hacía muchos chistes y mantenía un ambiente animado. Pero, por supuesto, quería pre
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