°❀⋆･ᥫ᭡⋆ﾟ❣︎ Eleonor ⋆˚✿ Llegamos a la ciudad, recogemos la camioneta y nos dirigimos al hotel. Brook tiene una membresía, así que no hay problema: nos asignan el penthouse sin preguntas.—Debimos llegar al apartamento —le digo y niega con la cabeza. —Estos días te quiero solo para mí y tenemos muy mala suerte, siempre nos interrumpen. —Tienes razón —confirmo. Subimos en el elevador. En cuanto las puertas se cierran, me arrincona suavemente contra una de las paredes.—¿Estás lista para no salir de esa habitación en las próximas cuarenta y ocho horas? —murmura junto a mi oído y el calor de su aliento me eriza la piel.—Más que lista, vaquero —respondo con una sonrisa que mezcla deseo y complicidad.El elevador se detiene, las puertas se abren revelando el penthouse: el último piso del hotel, elegante, con una vista que parece suspendida en el cielo y una comodidad diseñada para hacernos olvidar el mundo.Apenas se cierran las puertas detrás de nosotros, me rodea por la cintura, acerca

°❀⋆･ᥫ᭡⋆ﾟ❣︎ Eleonor ⋆˚✿ Si alguien me preguntara qué ha pasado durante estos meses, mi respuesta más sincera sería esta: me he enamorado aún más de mi vaquero con ojos de gato.Perder la memoria no nos separó; al contrario, nos volvió a unir desde otro lugar. Si antes lo amaba, su paciencia y dedicación durante mi recuperación me mostraron algo más profundo: confirmé que no solo es el amor de mi vida, sino también mi mejor amigo, mi compañero, mi otra mitad, el hombre al que le puedo confiar mi vida entera y con el que deseo pasar el resto de mi vida. —¿Ya estás lista? —pregunta Gabo, asomándose a la habitación.—Sí, aunque estoy temblando —confieso y se acerca para abrazarme con cuidado. —Estás preciosa, Eli. Nunca imaginé que llegaría este momento —suspira—. Pero estoy feliz. Encontraste al amor de tu vida, un hombre que se ha ganado mi respeto y admiración.—¿Crees que nuestros padres lo aceptarían? —interrogo, bajando la mirada por un instante.—Lo adorarían —se ríe, con esa cert

✿༻𝓢𝓲𝓮𝓷𝓷𝓪༄❀❦La noche había transcurrido con calma, pero una llamada poco antes de mi hora de salida lo rompe todo: varios helicópteros están en camino, transportando agentes heridos. La alerta se propaga como un latido acelerado por todo el hospital.El jefe de guardia nos moviliza con precisión. Las instrucciones son claras.Subimos a la azotea, el viento nos golpea con fuerza. El primer helicóptero aterriza. Una chica inconsciente es descendida con cuidado, su cuerpo parece liviano, pero la tensión en los rostros que la rodean dice lo contrario. El equipo de traumatología toma el mando trasladándola de inmediato. Minutos después, otro helicóptero se posa, esta vez los heridos están conscientes. El médico se acerca a un chico rubio, tiene la cara irritada por el humo, aunque es difícil saberlo, y una quemadura visible en el pecho. Su ropa está rota, parece haber estado directamente en una explosión.Lo acomodamos en una camilla, avanzamos hacia una de las habitaciones, donde el

✿༻𝓢𝓲𝓮𝓷𝓷𝓪༄❀❦Esta noche, al regresar al trabajo, me enteré que a Frank ya lo habían dado de alta. Esta mañana me encontré con su madre, justo cuando salía de mi turno, me pidió mi número, me dijo que tal vez necesitaría ayuda para curar la herida de Frank. Paso por la que fue su habitación: ahora hay una mujer mayor ocupando la cama. Hago su revisión en silencio y continúo con mi rutina, la sensación de vacío se apodera de mí, provocándome confusión, si bien me agradaba conversar con él, es extraña la sensación de pérdida que se instala en mi pecho. —Por fin se fue el rubio —exhala Nicolás, mi jefe, mientras se limpia el sudor imaginario con el dorso de la mano—. Era insoportable.—No es verdad —lo contradigo sin pensarlo—. Lo que les pasó no era para menos, es normal que estuviera irritable. —Pues sí, pero más que irritante, yo lo calificaría como… prepotente.—Ya se fue —resoplo, molesta—. Dejemos de hablar de él.—Oye, mi mujer quiere que vengas a cenar el fin de semana —men

✿༻𝓢𝓲𝓮𝓷𝓷𝓪༄❀❦Estos días he seguido viendo a Frank, hemos tenido algunos momentos apasionados, pero no ha pasado de eso, ambos nos hemos controlado, pero me temo que en cualquier momento mi fuerza de voluntad termine cediendo a sus encantos. Me ha demostrado que realmente siente algo por mí y definitivamente es correspondido, me provoca cosas que jamás imaginé, además de que amo su forma de ser y la manera en que se preocupa por mi bienestar, cada día, aunque soy yo quien va a atenderlo, se toma el tiempo de acompañarme hasta la puerta de mi apartamento, asegurándose de que llegue sana y salva.Su herida ha mejorado tanto que ya no necesita la venda, aunque insiste en que se la coloque, solo para tener una excusa para que lo visite.Hoy, por fin, tengo el fin de semana completo para descansar. Me tomo mi tiempo para desayunar, saboreando la calma del momento, apenas termino y suena mi teléfono. —Hola, mami, ¿cómo están? —respondo. —Bien mi reina, hoy tenemos un paseo por la ciuda