Ni siquiera me atrevo a gritar, el pánico que estoy sintiendo escasamente me ha dejado correr lejos del hombre que tanto he querido lejos de mí. Como es hora del almuerzo no hay alguien en el piso y yo culpo mi mala suerte, porque de no venir aquí, nunca me habría encontrado con ese hombre temible.‘Recuerda que por su culpa Brenda murió.’ Me digo mentalmente.Corro tan rápido como puedo al ascensor, pero, por mucho que presione, no se abren las puertas. Por eso, miro hacia atrás viendo como ese hombre me observa sonriendo como si yo fuera su entretenimiento.— Sigue corriendo, mi pequeña ratona, sin duda, eres escurridiza, pero, creo que ya tengo claro tus rutas de escape. — dice él y yo no tengo otra opción que correr hacia las escaleras donde me esfuerzo por no caerme.— No puede ser posible. Por Dios, ¿Por qué nos encontró? — pregunto
Leer más