EmilyDespertar en esta extraña mansión fue horrible.Extraño mi cama, el calor de mamá durmiendo a mi lado, acurrucándome como cuando era una niña pequeña. También, extraño el olor al café recién hecho… La extraño y a mi vida con ella.Respiro hondo varias veces, y luego, me estiro para quitarme esa sensación de desasosiego y también para mover mis músculos, porque me siento tensa, muy tensa.Me levanto y comienzo a recorrer la habitación, ya que ayer no lo hice. Después de llorar, escuchar a mi “medio hermano” ofreciendo su ayuda, y luego, volver a llorar, me tumbé en la cama hasta quedarme dormida.En mi defensa, había tenido un vuelo muy largo… mi vida se había desmoronado, todo lo que tenía se había evaporado y había perdido a mi madre. Así que dormir por un día, estaba bien.Los malditos traidores estarían aquí para el día siguiente.Así que despertar, fue terrible porque tenía que asimilarlo todo de golpe y prepararme para un nuevo día. Hoy tengo la misión de explorar y de sabe

EthanEn estas pocas semanas había logrado una conexión con ella que no había tenido con nadie más. Por eso, pasaba mi tiempo aquí. Yo podía entrar y salir de este lugar como si fuera mi casa; esa era la ventaja de la amistad que tengo con Jim.No saben que han dejado una puerta abierta a un enemigo.Después de dejar la mansión me dirijo a la casa de mi padre. Al entrar, una ráfaga golpea mi pecho.—¡Sabía que vendrías por mí! —Mi hermana pequeña, que no había visto en años, me abraza con fuerza. Me quedo congelado en mi lugar porque… no creí que la volvería a ver. Mucho menos ahora y no aquí.—¿Qué haces aquí? — digo con frialdad, separándola de mí con un gesto bastante brusco.Puedo ver su mirada llena de dolor, pero no tengo otra opción. Ella no debería de estar aquí, sino a salvo en casa de mi abuela materna.—Papá me dijo que te nombrarán CEO de la empresa… y yo quería acompañarte en este día tan importante— Su mirada llorosa se desvía a la maleta recargada junto a la puerta.—¿L

EmilyMia desvía su mirada a otro lado con culpabilidad.—¿Qué sabes? —Me acerco a ella con curiosidad, preocupación… y enojo. —Responde.Mia da unos pasos atrás con sorpresa por mi acercamiento.—Supongo que lo mismo que tú…— balbucea.Me río por lo irónico de esta situación.No sé nada.¡Maldita sea que no sé nada! Y ella se acerca a mí con lástima y diciéndome que conoce la historia de mi vida, de mi origen.—¿Qué maldita sea sabes, Mia? ¿Cómo lo sabes? — digo con los dientes apretados, irrumpiendo en su espacio personal.—¿Estás loca? ¿Qué te pasa? — dice con la voz temblorosa.—Estoy muy loca. ¿Qué sabes y cómo? — repito, con la voz y mi mirada enfurecidas.Sé que puede sonar exagerado, pero estoy harta de no saber qué ha pasado. Estoy enojada de que todo el mundo me mantenga en la oscuridad.—Mi hermano… él me dijo que nuestros padres estaban separados cuando mi papá se enamoró de tu mamá. Tu mamá… ella no sabía de él ni de mi mamá— dice entre sollozos.Doy un paso atrás, para d

PhillipCuando me informan que mi hija fue sacada de mi hogar como si fuera una desconocida o una delincuente por culpa de mi madre, el corazón me late con fuerza, casi al punto de querer explotar.August también se enfureció y tomó las llaves del auto y ahora, maneja a toda velocidad a esa casa. Esa casa en la que durante años, durante toda mi etapa adulta, me resistí a entrar.Aún recordaba los golpes de mi padre, las lágrimas y luego, la frialdad de mi madre. La etiqueta, las normas, las malditas obligaciones familiares por pertenecer a una de las tantas viejas y poderosas familias de Londres.Incluso por nuestro viejo y delgado vínculo con la realeza que nos obligaba a una vida llena de hipocresía y reglas absurdas.Solo por eso, mis padres nos educaban con mano dura, buscando la perfección, más poder, prestigio… más alianzas con los círculos de poder.Pero para mí, fue un infierno, lo fue para mis hermanos. Lamentablemente, fui el único que sirvió de algo para los negocios, por e

EmilySalgo de la habitación, encontrándome con Dominique totalmente devastada. Dándome una visión distinta de ella.—Tomaré la primera opción— digo con firmeza, haciendo que ella salte en su lugar. Al verme, busca recomponerse.—¿De qué hablas? —Su voz es temblorosa.—Tomaré sus clases, evitaré que me presente ante el mundo, que cambie mi apellido, o que me ponga en su pergamino familiar, o cualquier otra tontería. ME quedaré aquí por los cuatro meses y días, después me iré.Ella sonríe con cansancio.—¿Tan fácil? ¿Te irás tan fácil?—¿No es lo que quieres?Ella me observa fijamente, tratando de entenderme.—No lo harás tan fácil, quieres vengarte de nosotros.Mi sonrisa se hace más grande.—Si está dispuesta a contarme toda la verdad, me iré sin hacer ruido. Pero si no lo hace, no me quedará más que escarbar en sus sucios secretos familiares… sobre mí, sobre mi madre. Y no me haré responsable si se hacen públicos aquellos otros secretos.Ella respira con dificultad.—¿Por qué me lo