Recordaba haber bailado sobre una mesa y gritar que era el hombre más feliz porque Johari había dicho «sí» a su propuesta de matrimonio (esto último había ocurrido hace dos meses atrás). —Hice un espectáculo de mi mismo, ¿cierto? —imperó, su tono lastimero y su rostro atiborrado de bochorno. —Sí, algo así. —Su hermano se encogió de hombros—. Honestamente, Andy, nunca imaginé verte tan alegre, sonriente y feliz como anoche. Por lo tanto, no quiero ni imaginar cómo estarás dentro de un par de horas cuando digas «sí, acepto». —Oh, Dios… —recitó, dejando la taza vacía sobre la barra. Miró con grandes ojos a su hermano—. Francis, me casaré… Me casaré hoy con… Oh, Dios mío. —Se puso de pie, alzó los brazos por encima de su cabeza, entendiéndolos hacia el “cielo”—. ¡Dios, me casaré con Johari! —Sí, sí, pero no grites ni actúes como un idiota —reprendió Francis, con una sonrisa en su voz. Dejó caer sus brazos a los costados de su cuerpo y miró hacia el reloj que colgaba de la pared de la
Leer más