En mi primer día de trabajo, por suerte ningún niño resultó herido. Así que me quedé en mi habitación, sin tener que ver sangre ni nada por el estilo.En cuanto pude, salí a buscar a Rarith y la encontré en el mismo patio que el día anterior. La observé y opté por no interceptarla. Pero pronto la niña me vio y corrió hacia mí, reconociéndome. Su abrazo fue fuerte, pero se agarró a mis muslos, ya que era muy pequeña. Me agaché y la miré a los ojos, feliz por la sonrisa que tenía al verme:- Qué coincidencia... ¡Verte aquí! - Fingí que era un encuentro casual.- ¡Yo estudio aquí! - Se rió, como si fuera obvio.- ¡Vaya! Y yo... ¡estoy trabajando aquí! - me reí.- ¿dónde?- ¡En la enfermería!- ¿Es enfermera?- Bueno, en realidad soy bueno con los legos, pero pensaron que sería mejor vendando heridas y tomando la temperatura.- Si voy a la enfermería, ¿puedes construir legos conmigo?- Por desgracia, allí no hay legos.- Rarith, ¡ven a jugar con tus amigos! - El profesor se detuvo delante
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