Era un día más en la preparatoria, pero para ella, todo parecía demasiado rutinario, aunque Gema sentía un pequeño susto en su pecho, como si algo pasara hoy.—Mamá, papá, los amo demasiado —dijo durante el desayuno.—También te amamos, amor —respondieron sus padres a una sola voz.Después de un desayuno ameno, ella y Lía se dirigieron a la escuela, como siempre. El padre de ambas las dejó en la entrada con un breve gesto de despedida antes de seguir hacia el gran salón, donde tendría una reunión importante.—Adiós, mis niñas, nos vemos en casa, las amo. Ellas se despidieron para ir a comenzar su día.Las chicas no prestaron atención al alboroto que reinaba en el lugar. Al parecer, todos los estudiantes hablaban sobre la llegada de un grupo de alfas y betas, todos ellos increíblemente atractivos, pero Gema no se sintió impresionada. Para ella, todo eso era solo un tema pasajero, como cualquier rumor que solía escucharse en los pasillos.El mundo de los lobos nunca le había importado.
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