Denise se sintió muy ofendida por lo que acababa de escuchar. ¿Cómo podía ese señor tener la audacia de insinuar algo tan asqueroso? Sin darle la mínima oportunidad de pensar mal sobre ella, le respondió de inmediato.— ¿Por casualidad me estás confundiendo con otra? — preguntó en un tono más elevado. — ¡Usted tiene edad para ser mi padre y, además, no soy ese tipo de persona! — dijo, directa, sin darle libertad a ese viejo atrevido.El hombre, sorprendido, no esperaba que la joven reaccionara mal a su insinuación. Pensó que, por tener cara de chica sencilla y medio inocente, se quedaría callada.Intentando revertir la situación, el hombre se disculpó.— Debiste malinterpretar nuestra conversación. No quise decir eso. Tú lo entendiste mal, muchacha. Mira, vamos a dejar esto así, ¿de acuerdo? Quédate en el comedor, yo te asignaré ahí —Tulio sudaba frío. — Y que este malentendido quede entre nosotros, ¿me oyes? — preguntó, desesperado, al ver que Denise mantenía el rostro serio y no ced
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