Mientras la pareja caminaba de la mano por el salón, todos los observaban. Arya buscaba a Betty, que había salido muy nerviosa. Pensó que la mujer había subido a la habitación, pero al encontrarse con la ama de llaves, descubrió que Betty estaba en el jardín.Al llegar allí, vio que su tía no estaba nada bien: sus manos temblaban y sudaba frío.— Tía, ¿estás bien? ¿Por qué saliste de esa manera? — preguntó preocupada.— ¿Cómo quieres que esté bien si esa salvaje se atrevió a desafiarme?— Calma, tía. Vamos a intentar otra cosa. No podemos darnos por vencidas solo porque perdimos la primera batalla.— Lo sé, estoy intentando pensar en algo, pero no se me ocurre nada ahora. Solo puedo imaginarla desfilando por ese salón, sonriendo como si fuera una de nosotras.— Tranquila, tengo una idea. —Sonrió de forma diabólica, mirando a su tía, que al ver su entusiasmo, se recompuso, sonriendo igual.— Dime, Arya, quiero mucho escucharte, querida.[…]En el salón, Saulo detuvo a un camarero que l
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