Todos los capítulos de Alfa de sangre y Luna enemiga: Capítulo 1 - Capítulo 4
4 chapters
Capítulo 1: El Lamento del Lobo
Selene VolkovEl frío me abraza como a un viejo enemigo, ese que conoce cada grieta de mi piel y cada secreto oculto en lo más profundo de mi alma. Mis botas se hunden en la nieve virgen, crujiendo con cada paso que me aleja del campo de batalla, mientras el Bosque de las Almas despliega ante mí su laberinto de sombras heladas. Nunca fue refugio para nadie, y menos para mí, pero esta noche su llamado perfora mis huesos con urgencia de espina clavada. Las ramas susurran en dialecto ancestral, arrastrándome hacia ese corazón oscuro que late bajo la escarcha, algo me obliga a huir y no se si es mi corazon incomprendido o algo mas.Avanzó. No, corro. Huyo de una guerra absurda entre clanes sedientos de sangre ajena. Sangre que ni siquiera saben por qué exigen. Como hija del alfa, algún día deberé beber de ese cáliz envenenado del liderazgo, descubrir el secreto que envenena a nuestros ancianos. Pero qué sentido tiene ascender si ni siquiera quienes conocen la verdad detienen esta masacre.
Leer más
Capítulo 2: El Vínculo de la Luna
Algo cambió en sus ojos, esos ojos de ámbar que solían brillar con la ferocidad de una bestia acorralada. Entre las sombras del bosque, una chispa de curiosidad danzó en su mirada, seguida de un destello fugaz que podría haber sido respeto… o algo más peligroso. Mis manos, aún temblorosas por el esfuerzo de contener la hemorragia en su costado, terminaron de ajustar el vendaje de lino. Al retirarme, la yema de mis dedos rozó sin querer la piel de su abdomen, marcada por cicatrices antiguas. Un calor repentino, denso como miel, brotó del punto de contacto. El aire vibró con un chasquido eléctrico, y por un instante, las motas de nieve suspendidas entre nosotros brillaron como diamantes rotos antes de desplomarse. Ambos contuvimos el aliento, y en el silencio, escuché dos corazones: el mío, desbocado como un corcel en fuga, y el suyo, un redoble de guerra sordo y constante.—¿Qué… qué fue eso? —murmuré, retirando la mano como si me hubiera mordido. La nieve se adhería a mis rodillas, fun
Leer más
Capítulo 3: Madre
—¿Quién? —logré articular, aunque la respuesta ya anudaba mi garganta.—El hijo del herrero —susurró Luka, y vi temblar su mandíbula—. Lo encontraron flotando en el río Chernaya, cerca del límite este. Su garganta… —apretó el cuchillo hasta que sus nudillos palidecieron—, no quedaba suficiente carne para cerrarla.Cerré los ojos, pero las imágenes llegaron igual: Dimitri en el claro del bosque, su costado desgarrado bajo mis vendas, la forma en que gruñó al incorporarse, como si el dolor fuera un viejo conocido. ¿Había sido él? ¿Había arrastrado su cuerpo herido hasta el río para dejar ese mensaje sangriento?—No podemos seguir así —susurré, más para el fantasma de sus manos en mi muñeca que para Luka—. Esto solo traerá más muertes.—¡No tenemos opción! —golpeó la mesa con el puño, haciendo saltar un frasco de tintura de árnica—. Mañana al amanecer, atacaremos su fortaleza. Y tú… —su voz quebró, revelando al niño que escondía bajo las cicatrices—, deja de vagar por el bosque. Si te vue
Leer más
Capítulo 4: Las Cenizas del Alba
—¡No! —Mi voz se desgarró mientras lo sosteníamos, los dos arrodillados en un círculo de nieve derretida por la luz plateada que aún bailaba alrededor. Su sangre caliente se filtraba entre mis dedos, y cada latido suyo era un martillazo en mis costillas.Desde la colina, la figura del Alfa Volkov descendía como una tormenta hecha hombre. Mi padre. Su arco de tejo aún vibraba con la resonancia del disparo, y en su rostro —tan parecido al mío en la forma de los pómulos, tan ajeno en la dureza glacial— vi reflejada la verdad: aquella flecha no había sido destinada a Dimitri.—¡Selene! —Su voz retumbó con la fuerza del trueno que precedía a las purgas—. ¡Aléjate de esa abominación o compartirás su destino!Los lobos formaron un semicírculo a su alrededor, cabezas bajas y colas tensas. Entre ellos, distinguí a Luka en forma humana, su rostro adolescente descompuesto en un sollozo mudo. Llevaba mi capa de piel de lince enrollada en el brazo izquierdo, manchada de algo oscuro que no era barro
Leer más
Escanea el código para leer en la APP