MaeveLuca se agachó rápidamente, recogiendo mi teléfono y colocándolo de nuevo en mis manos.—Eve, lo siento tanto, —dijo, y su voz estaba teñida de una tristeza profunda.—¿Qué voy a hacer, Luca? —Mi voz era un susurro roto, mis ojos buscaban los suyos, buscando algo de consuelo.—Eve, respira, podemos arreglar esto, —dijo, su voz tratando de inyectarme algo de calma. —Vamos a encontrarlo. No vamos a dejar esto así. Estoy contigo. —Su voz era firme, pero pude ver la preocupación en sus ojos.—¿Cómo, Luca? Se ha ido, literalmente se ha borrado... —mis palabras eran un murmullo roto, cada sílaba teñida de desesperanza.Él puso su mano sobre mi hombro, apretando ligeramente en un gesto de apoyo.—Vamos a tu apartamento, necesitas salir de aquí. No vas a lograr nada en este estado.Me ayudó a levantarme, sosteniéndome cuando mis piernas amenazaron con ceder bajo el peso de mi angustia. Salimos del aula bajo las miradas curiosas de algunos compañeros que murmuraban entre ellos, probablem
Ler mais