Punto de vista de SerenaStevie se apoyó contra mi escritorio, con esa sonrisa burlona tan familiar formándose en su rostro.—Así que conociste a la mamá de Mateo, ¿eh? ¿Cómo fue? ¿Te preguntó cuándo se van a casar?Puse los ojos en blanco, pero no pude evitar que una sonrisa tirara de mis labios.—No fue así, Stevie.—Ajá —arrastró las palabras con su voz goteando sarcasmo—. Conociste a la madre del tipo, nada menos que en su mansión de Los Ángeles. Claro, no es gran cosa, ¿verdad?Me encogí de hombros, intentando restarle importancia, aunque todavía estaba procesando el descomunal tamaño de la casa de Mateo. Decir que era enorme ni siquiera empezaba a describirla.—Es muy dulce. Y sí, la casa es... inmensa. Pero su mamá fue genial, incluso elogió mis joyas.—Por supuesto que lo hizo —dijo Stevie, arqueando una ceja—. Tus diseños son mortales. Pero tengo más curiosidad por cómo te miraba Mateo cuando te fuiste, esa parte no la has mencionado.Negué con la cabeza, riendo. —Eres imposib

Punto de vista de Serena—¿Cómo...? —Mi voz se quebró, apenas salió como un susurro. No sabía qué preguntar primero. Mi mente corría desbocada y mi cuerpo estaba a punto de desplomarse bajo el peso de todo aquello—. ¿Cómo sabes eso, Bill?Me miró con una expresión más suave de lo que jamás le había visto y dio un paso hacia mí, como si temiera que me desmoronara si se acercaba demasiado rápido.—Tengo una grabación. Una confesión del Dr. Russell.Parpadee, intentando despejar la niebla de mi cabeza. —¿El Dr. Russell? Él... él atendió el parto de Colín.Bill asintió. —Sí, y te mintió. Es parte de todo esto.No podía moverme, mi mente seguía atascada en esas palabras: "Nuestro hijo está vivo". Todo lo demás se sentía borroso.—Pero... ¿por qué? ¿Por qué haría algo así?Bill respiró hondo, con la mandíbula tensa. —Dinero, le dieron medio millón de dólares.Mi corazón dio un vuelco. —¿Medio millón?Asintió, su rostro estaba nublado por la ira. —Eso es lo que le pagaron al Dr. Russell. Dijo

Punto de vista de BillCalvin se mantenía de pie con confianza al frente, con su equipo reunido detrás de él como un grupo de soldados bien vestidos listos para la batalla. Yo los observaba, con los brazos cruzados, mientras él daba inicio a su presentación. La sala quedó en silencio, todas las miradas estaban fijas en él.—Damas y caballeros —comenzó Calvin, con voz suave, casi demasiado pulida—, lo que hemos desarrollado es un sistema de inteligencia artificial de próxima generación, diseñado específicamente para predecir y prevenir amenazas cibernéticas en tiempo real. A diferencia de cualquier otra cosa en el mercado, esta IA no solo reacciona ante las amenazas, sino que aprende activamente y se adapta, basándose en una amplia gama de datos, permitiéndole anticipar ataques antes de que ocurran.Me recliné en mi silla, escuchando atentamente. Estaba usando todas las palabras de moda correctas, pero yo conocía la diferencia entre el brillo y la sustancia. Aun así, no bajé la guardia.

Punto de vista de Bill—Llegó más temprano de lo que esperaba, Sr. Richardson. —Dijo Giovanna, reclinándose en su silla. El más leve indicio de una sonrisa tiraba de sus labios como si estuviera sorprendida de verme, tal vez pensó que no me presentaría.Demonios, hasta yo estaba sorprendido de estar allí.Siempre me las había arreglado por mi cuenta, siempre había mantenido las cosas bajo control. Pero ahí estaba, mirando a una mujer que probablemente había visto a cientos de hombres como yo... esos que esperan demasiado tiempo, convencidos de que pueden manejar cualquier cosa que la vida les lance.Me acomodé en la silla. —Vamos a... empezar de una vez.Giovanna asintió. —De acuerdo. Entonces, ¿qué lo trae aquí hoy, Sr. Richardson?¿Cómo empezar siquiera? Todo parecía haberse salido tanto de mi control. —No lo sé. —Murmuré.Giovanna no insistió. —Parece que ha estado cargando mucho peso durante mucho tiempo —dijo—. Y cuando tratamos de manejar todo por nosotros mismos, las cosas pue

Punto de vista de SerenaNo tenía intención de contarle todo a Mateo. Pero una vez que empecé, las palabras simplemente seguían saliendo, más rápido de lo que podía detenerlas.Le conté que Doris intentó empujarme desde la azotea cuando estaba embarazada, y cómo Kevin y ella me secuestraron para llegar a Bill. Pero omití la parte sobre nuestro hijo desaparecido, vendido a algún desconocido. No estaba lista para hablar de eso, no todavía, no cuando todo seguía siendo tan confuso.La expresión de Mateo cambió mientras escuchaba. Parecía estar tratando de procesar todo, manteniéndose tranquilo, aunque podía ver su conmoción, sus labios se apretaron en una línea delgada como si estuviera conteniendo lo que realmente quería decir.Mateo se aclaró la garganta. —Serena... eso es mucho. No tenía idea.—Lo siento, no quería soltártelo todo de golpe.Negó con la cabeza.—Oye, me alegra que me lo hayas contado, en serio. —Hizo una pausa, observándome atentamente—. Pero sabes... ya no tienes que t