Punto de vista de SerenaEscribí una respuesta para Bill. "No realmente", tecleé con mis dedos flotando sobre las teclas. Me levanté y caminé por la habitación. Después de respirar profundamente varias veces, volví a mi teléfono y añadí. "¿Podemos hablar?"Presioné enviar y comencé a preocuparme. Mi corazón latía aceleradamente mientras pensaba en el problema que Calvin había creado al afirmar que mi bebé era suyo y no de Bill. Bill y yo no habíamos hablado desde el día anterior, y estaba aterrorizada de cómo iría esa conversación. Miré fijamente mi teléfono, esperando lo peor.Para mi sorpresa, Bill respondió casi inmediatamente. "Por supuesto. ¿Quieres que te llame?"Respiré profundamente, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad. "Sí, por favor. ¿Puedes llamarme ahora?" Escribí, quería aclarar las cosas sin esperar más."Claro, dame un minuto". Respondió.Dejé mi teléfono y tomé otra respiración profunda, intentando calmar mis nervios. Un momento después, mi teléfono vibró con una

Punto de vista de BillCaminaba por mi oficina en casa, observando las sombras que parpadeaban desde la lámpara. El auricular calentaba mi oreja mientras esperaba que Javier hablara.—¿Javier, estás ahí? —Pregunté. Un crujido de estática sonó al otro lado.—Sí, Bill. Ya está todo listo. —Respondió.Llevábamos días planeando eso, repasando cada pequeño detalle. Finalmente era hora de 'asustar' a Max Laurent.Me detuve y me apoyé contra mi escritorio. —¿Dónde encontraron tus hombres a los dos tipos que te están ayudando?—¿Te refieres a Martín y Ciro? —Preguntó Javier—. Martín es un exsoldado que encontré en un bar de mala muerte, buscaba ganar dinero rápido. Ciro trabajaba para Laurent y lo estafaron, así que ahora quiere vengarse.Hice una pausa, pensándolo bien. —¿Estás seguro de que pueden hacer el trabajo?Javier sonaba confiado. —Sí, lo harán. No te preocupes.Asentí, sintiéndome un poco más tranquilo.—Bien. Mantenme informado.—Claro. Estamos esperando fuera de su oficina. Max s

Punto de vista de SerenaDesde que la "reseña" de Edén sobre mis joyas se volvió viral, la tienda estuvo como un pueblo fantasma durante un par de días.La luz del sol se filtraba por las ventanas frontales, proyectando sombras sobre el suelo de madera. Las vitrinas, antes llenas de clientes, ahora permanecían vacías. Collares, pulseras y anillos, yacían intactos.Detrás del mostrador, toqué el borde tallado de madera. La pantalla de la caja registradora estaba en blanco, un crudo recordatorio de la falta de ventas.Stevie estaba fuera ese día por sus trabajos de fotografía, dejándome sola en la tienda, sintiéndome derrotada.—Mejor me pongo a trabajar en algo. —Murmuré para mis adentros.Tomé mi cuaderno y comencé a bocetar ideas para nuestra colección de verano. Dibujé delicados patrones florales para collares y divertidas formas de conchas marinas para aretes, pero la frustración rápidamente se apoderó de mí. Ninguna de mis ideas parecía lo suficientemente buena. Con un suspiro, arr

Punto de vista de SerenaStevie llegó a la tienda sin aliento. Su cabello, normalmente impecable, estaba alborotado, y tenía una ligera capa de sudor en la frente.Irrumpió por la puerta, haciendo que la campanilla sonara frenéticamente. Sus ojos estaban abiertos de par en par demostrando su urgencia mientras sujetaba firmemente su teléfono en una mano.—Entiendo que necesitas mostrarme algo. Pero, ¿por qué corres como una loca? —Pregunté, arqueando una ceja.Stevie me lanzó una mirada, entrecerrando ligeramente los ojos.—¡Porque esto es importante! No lo he visto todavía, quiero verlo contigo para escuchar lo que tiene que decir ese imbécil.Respiré profundamente, intentando calmar mis nervios. —Vale, veámoslo.Stevie desbloqueó su teléfono y navegó rápidamente hasta el video. Me lo entregó, y nos inclinamos juntas para verlo. La pantalla se iluminó con el rostro de Max, pero esta vez no llevaba su habitual expresión arrogante.En cambio, parecía casi arrepentido, con los ojos vacíos

Punto de vista de SerenaMe paseaba por la sala, intentando calmar mis nervios mientras esperaba la llegada de Bill.Cuando finalmente sonó el timbre, respiré hondo y abrí la puerta para encontrarlo parado allí con una bolsa de comestibles, que incluía una cena preparada de una tienda gourmet. Pude ver recipientes con pollo asado, una ensalada verde mixta y una hogaza de pan crujiente.—Hola —dijo con una sonrisa suave, levantando la bolsa—. Pensé que podrías tener hambre, así que traje algo de cenar.Miré la comida que Bill había traído y se me hizo agua la boca.—Vaya, realmente no quieres que pase hambre —comenté con una sonrisa—. Gracias de nuevo.Él sonrió, y se le formaron unas arruguitas alrededor de los ojos.—Imaginé que quizás no habías tenido tiempo de comer, con todo lo que está pasando.Nos dirigimos a la mesa del comedor, donde le ayudé a desempacar la comida. El aroma del pollo asado y el pan fresco llenó la habitación, haciendo que mi estómago gruñera, a pesar de mis ne