Seis años después Frank —Papi, papi, papi —mi pequeño torbellino de tres años, viene corriendo hacia mi. —Princesa ¿que sucede? —cuestiono atrapandola en el aire. —Papi, Bastian, se convirtió en zombie y quiere mi cerebro . Reímos a carcajadas, Bastian, es nuestro primer hijo, con tan solo cinco años, es un genia en la pintura, y ama a su hermana, prometió cuidarla como a su propia vida. —Lara —Fabi entra detrás de Bastian —es hora del partido, vamos. Nuestros sábados son de soccer, Fabi y nuestra pequeña Lara, son las porristas oficiales de Bastian y yo, bueno soy el chófer oficial. Sin olvidar a mi abuelo, que es casi el director técnico del equipo . De vez en cuando nos reunimos con Clark e Isa, hacemos parrillada y dejamos que nuestros hijos crezcan como primos, y con algunas locas ideas entre Fabi e Isa, que a mí no me agradan mucho. Eso de imaginar a mi princesa con el hijo menos de los Ritchson, me enchina la piel, no quiero ni imaginarlo, y obvio ese par se
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