LA AMANTE VIRGEN. CAPITULO 14. Un clic extrañoSi Lawrence Dalton le hubiera dado una bofetada, a Blake le habría impactado menos que escucharle decir aquellas palabras. ¿Pero qué clase de gente retorcida era aquella, que ese tipo permitía que su amante quisiera acostarse con cualquier otro?Después de un instante el señor Dalton lo miró con incredulidad y luego se dio la vuelta para alejarse de ellos, dejando a Blake y su consternación pie frente a Charlotte.—Esa no fue una buena jugada, cariño —le dijo la muchacha con un suspiro—. Pero además no tienes que ponerte tan mal, esto no es una obligación, no tienes que acostarte conmigo si no quieres, supongo... que solo depende de tu instinto de supervivencia, y de qué es lo más importante para ti.Había algo en la mirada de Charlotte que hacía que Blake se estremeciera. Pero finalmente rumió su impotencia tomando una de las botellas más caras de la fiesta y largándose de allí sin mirar atrás.Honestamente no supo cómo fue que llegó a s

LA AMANTE VIRGEN. CAPITULO 16. La tercera opciónBlake sentía como si le hubieran dado una bofetada en pleno rostro, al punto de que fue él mismo el que se restregó la cara con las dos manos para asegurarse de que estaba despierto.—¿Qué dijiste? —murmuró desconcertado—. ¿Qué es lo que acabas de decir, Callie?El silencio se prolongó durante un largo segundo mientras ella tomaba una profunda bocanada de aire y se encogía de hombros.—Te estoy diciendo que lo hagas —repitió—. Acuéstate con mi hermana y consigue ese trato, y procura por todos los medios no arruinarte.Blake sentía como si estuviera hablando con una extraña. ¿Cómo podía siquiera decir aquello? ¿Cómo podía sugerirle que se acostara con Charlotte?—¿Te estás volviendo loca? ¡No te lo dije para que me dieras permiso! ¡Te lo dije para que entendieras la situación tan delicada en la que estamos! —exclamó Blake consternado—. ¡No quiero hacer algo como eso, no quiero engañarte, no...!—¡Pues tampoco es que sea algo tan difícil!

LA AMANTE VIRGEN. CAPITULO 18. ¡Jamás te voy a perdonar!Blake entreabrió los labios para hablar, pero no dijo nada. Sus ojos se habían endurecido y ella podía ver la frustración y la rabia acumulada en la expresión de su rostro. Caminó hasta ella con una sonrisa forzada y la miró de arriba a abajo con desprecio.Charlotte esperaba que dijera algo, pero él se limitaba a callar. Lentamente, se fue quitando la camisa y ella pudo ver sus tatuajes y cada músculo definido de su pecho y de su abdomen.Estaba inmóvil, con el corazón acelerado repicándole con fuerza en los oídos, y ni siquiera hizo un esfuerzo por apartar la vista. Quería verlo, quería recordarlo... y él no tuvo ni un asomo de vergüenza antes de quitarse hasta la última prenda y quedarse desnudo delante de ella.Era demasiado atractivo. Si hacía siete años Blake Baldwin podía deslumbrar al mundo, ahora era simplemente la versión mejorada de un dios de la guerra, y la detestaba con cada fibra de su ser que iba a entregarle.Él

LA AMANTE VIRGEN. CAPITULO 20. CulpableSe estaba ahogando. Blake sentía un dolor tan punzante en el pecho como si él mismo se hubiera clavado allí un cuchillo que no pudiera sacar.¿La verdad?La verdad era atroz, la verdad lo declaraba culpable y aquellas sábanas en un rincón de la habitación, en las que todavía podía ver aquel rastro de sangre, eran como su propia sentencia.Charlotte no le había mentido hacía siete años. Era una niña, una niña que había amanecido desnuda a su lado en una cama, y a la que todo el mundo había culpado de lo peor, ¡incluyéndolo a él! Ella era a la que habían lastimado, ella era a la que habían drogado y violentado y él no le había creído, la había acusado como el resto de su familia y había pasado los últimos siete años odiando a una inocente.Se lanzó de aquella cama, caminando de un lado a otro de la habitación, y finalmente no tuvo más remedio que descargar su frustración y su rabia contra todos los adornos que tenía delante. Salió de allí directam

LA AMANTE VIRGEN. CAPITULO 22. Las horas más oscurasDe su boca solo salía algo parecido a un jadeo ahogado, pero en realidad solo era un intento desesperado por respirar. Sus ojos no se apartaban de aquellas cicatrices mientras con sus manos sostenía las de Charlotte, como una de esas imágenes terribles que te destrozan pero que no puedes dejar de ver.El remordimiento pesaba como una losa sobre los hombros de Blake, ni en sus peores pesadillas había imaginado jamás que ella pudiera hacer algo como aquello: intentar… intentar quitarse la vida…—¡Por Dios, Charlie! —sollozó con desesperación.No podía soportarlo más. Había llegado al punto en el que sentía que su alma se desgarraba por dentro, y no había forma de liberarse de ese peso, ni siquiera pidiéndole perdón. No supo en qué momento cayó de rodillas frente a ella. La mirada en sus ojos era intensa y llena de dolor.—¡Lo siento, mi niña, lo siento tanto! ¡Por favor perdóname! —suplicó Blake ahogado en llanto—. Necesito que sepas