UGPEM. CAPÍTULO 100. Caminos diferentesLiam se permitió llorar todo lo que necesitaba, pero luego se preparó para volver a Europa. Había estado lejos de su hijo durante demasiado tiempo, y lo había hecho para salvarlo del peligro, pero ya era hora de ir a buscarlo.Apenas tocaron puerto al día siguiente Liam tendió la mano hacia el viejo ex militar y cuando la estrechó hizo una sola pregunta:—¿Tienes familia que te retenga aquí? —preguntó.Lyon se quedó un poco aturdido.—¿Disculpa?—Familia que te retenga aquí, ¿la tienes? —insistió Liam—. Necesito a alguien de confianza que se ocupe de la seguridad de Dereck, y no se le ocurre nada mejor que tú.El hombre lo pensó por un momento y luego negó.—No, no tengo a nadie aquí, y mientras pueda tener un barquito a donde vaya, estaré satisfecho.—Puedes tener un trasatlántico si es lo que quieres —declaró Liam—. Alista tus documentos, nos vamos esta noche.No tenía ni idea de dónde estaba su hijo, pero sabía que estaría bien cuidado con Ca

UGPEM.CAPÍTULO 102. Una serpiente traicioneraUN AÑO DESPUÉSLiam cerró la última carpeta de documentos firmados y se dispuso a volver a casa desde la ciudad, con la cabeza llena de pensamientos infelices y atormentados. Su padre estaba intentando ponerse en contacto con él de nuevo y Liam no tenía ningún deseo de hablar con el hombre al que culpaba por todo lo malo que había sucedido en su vida.—¿Estás bien? —la voz neutra y profunda de Cassian lo sacó de su ensimismamiento.—Sí... Sí, es solo que mi padre está insistiendo de nuevo —respondió—. Esta vez mandó una carta, rogándome que nos reunamos para hablar.—¿Y no piensas hacerlo? —preguntó Cassian con curiosidad, sentándose frente a él.—Sé muy bien por qué mi padre quiere hablar. Se encuentra en una situación financiera desesperada y viene buscando mi ayuda.El mero hecho de pensarlo le hizo revivir todo el dolor y el resentimiento que Liam sentía desde el día de la muerte de Alcott. Solo habían bastado unas palabras para que co

UGPEM. CAPÍTULO 104. Un estudio de diplomacia—¡Levántate, vamos! ¡Tírate de la cama, Liam, vamos! Aquellos gritos hubieran puesto a Liam alerta en un solo segundo si no hubiera sido porque venían de una voz que él conocía muy bien.—¿Qué pasó Cassian?—¿Qué pasó? ¡Deja el largo sueño de la bella durmiente que no son horas! —le dijo el alemán, metiéndose en su cuarto como si fuera su propia casa.—Prueba a cuidar a un bebé que ya entendió que puede caminar bien solito —rió Liam—. No tienes idea de lo que cansa correr jorobado detrás de un niño...—¡Sí, sí... ya que acabemos con esto te llevo a Notre Dame para que te desahogues, pero ponte las pilas porque tenemos que llegar lo antes posible a un lugar! —lo apuró Cassian.Liam no era mucho de dormir la siesta, pero en los pocos momentos en que Dereck se mantenía tranquilo, solía aprovechar para descansar también. Eso de ser papá soltero no era fácil, pero la verdad era que no tenía ni la más mínima intención de cambiar ese estado en pa

UGPEM. CAPÍTULO 106. Asalto en el desiertoRuni asentía mientras caminaba de un lado a otro de la habitación, con el teléfono pegado a la oreja.—Sí... sí, tienes mi permiso. Repórtate en todo momento y no los pierdas de vista.Pero el que no la perdía de vista a ella era el Nubio. Estaba ansiosa y eso era muy raro en ella.—¿Estás bien? —preguntó acercándose con un gesto preocupado.—Pues... no lo sé, la verdad no lo sé —murmuró ella mientras se bajaba el cuello de la blusa, como si no pudiera respirar.Omar se acercó y tomó su mano.—Runi, ¿por qué estas tan inquieta? ¿Qué ha ocurrido? —preguntó con la voz tranquila—. Desde que regresamos de Europa has estado como si no cupieras en ti.Runi lo miró a los ojos durante unos segundos, entendiendo por qué le preguntaba eso y sabiendo que no podía evadirlo. Finalmente suspiró profundamente y respondió:—Estoy preocupada, he tenido unos sueños extraños últimamente y creo que tiene que ver... que tiene que ver...—¿Con qué, Runi?—Con los

UGPEM. CAPÍTULO 108. La comandanteSobra decir que Liam durmió terriblemente mal, soñaba con Max, con Runi, con una bruma que no se apartaba de su cabeza, un agujero blanco en el que las dos se encontraban y lo miraban con decepción. Despertó sudoroso y cansado, pero sacó fuerzas de flaqueza para atravesar aquel día. Tenía que hacer la presentación de sus planes ante el príncipe, y de eso dependía que sus barcos pudieran remontar el Nilo para seguir buscando a Max.Cuando llegó la hora de la presentación, Liam se movió con un poco de ansiedad porque intuía que no todo sería tan sencillo. Él y Cassian se dirigieron a uno de los despachos del palacio, donde los esperaban el príncipe, custodiado por Runi y media docena de soldados de su guardia. Ella iba distinta ese día. Su uniforme era de un blanco cascarón, pero igualmente la cubría hasta los ojos.Liam había preparado meticulosamente su discurso para aquella ocasión extendió sus planos en un enorme escritorio frente al Nubio y comenz