93. GRACIAS, PERO...
(ARIANA JÁUREGUI)Sin embargo, pequeños detalles comenzaron a inquietarme. Nada alarmante, pero sí lo suficiente para que una pequeña semilla de duda germinara en mi interior. El aroma a kimchi, que antes me encantaba, ahora me resultaba un poco fuerte, provocándome una ligera náusea. También noté que me cansaba más de lo normal, incluso después de un simple paseo. Y aunque siempre he tenido buen apetito, ahora tenía antojos extraños, combinaciones de sabores que nunca antes se me hubieran antojado. «Seguro es el cambio de horario y la comida nueva», me decía, intentando convencerme de que no era nada importante.Una noche, mientras cenábamos barbacoa coreana, el humo de las parrillas y el aroma intenso de las salsas me revolvieron el estómago. Tuve que salir un momento a tomar aire, sintiéndome repentinamente mareada. Me apoyé en la pared, respirando profundamente, intentando que la sensación pasara. «Debo haber comido algo que me cayó mal», pensé, aunque una pequeña voz en mi interi
Leer más