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73 chapters
Capítulo LXXI
Alina De Volkov—Estás lista, mamá —dijo la enfermera con una sonrisa amable mientras me ayudaba a acomodarme la bata hospitalaria abierta por el frente.La habitación era cálida. Habían bajado la intensidad de las luces, el murmullo de las máquinas era un sonido constante pero suave, casi como un arrullo. A lo lejos, escuchaba el clic de los zapatos del personal de neonatología y las voces bajas que se movían con experiencia, pero yo solo podía mirar a ese pequeño ser que me acercaban con delicadeza.Mi hijo.Milan.Mi corazón latía con fuerza. Estaba nerviosa, emocionada, asustada… todo a la vez. Lo habían sacado de la incubadora apenas cinco minutos antes. Estaba tan chiquito. Tan rojo, tan arrugado, pero perfecto, y era mío.Cuando lo colocaron sobre mi pecho, entre mis senos, sentí un calor tan profundo que las lágrimas simplemente brotaron sin permiso. Era tan ligero como una pluma, y tan pequeño que cabía entero entre mis manos.—Hola… hola, mi amor… —susurré con voz rota—. Soy
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Capítulo LXXII
Primer cumpleaños de nuestros hijosUn año.Doce meses.Tres bebés que ahora gateaban, decían "papá" más que "mamá", y se reían como si el mundo fuera un lugar suave, tibio y seguro.El salón principal de la mansión había sido decorado en tonos marfil, dorado y azul suave. Lo sabía: Viktor quería algo elegante, nada de payasos ni globos chillones. Solo lo mejor para "sus hijos". Contrató a los mejores organizadores, chefs, fotógrafos… aunque juró que todo había sido idea mía ¡Mentiroso encantador!—¿Están listos los príncipes? —preguntó desde la puerta, con un traje gris claro, con corbata y camisa blanca. Ese hombre era el caos y la perfección juntos.—Dmitry no quiere ponerse los zapatos —respondí riendo, mientras sujetaba al rebelde en cuestión que pataleaba como si le pusiera cadenas en los pies.Milan ya estaba vestido, jugueteando con su peluche de oso. Aleksandr, sentado en el centro de la cuna, simplemente observaba todo como si fuera el jefe del lugar. Era curioso cómo ya empe
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Epílogo
—¿Cómo se llaman sus bebés? —cuestionó cambiando la tensión que se sentía, le agradecía en el alma ese gesto.Tomé aire.Sabía que era el momento.—Milan —señalé al primero, dormido con la boquita abierta. Luego miré hacia Viktor—. Aleksandr, que es una versión en miniatura de su padre.Valeria esbozó una sonrisa casi nostálgica, y entonces mis ojos buscaron al tercero. Viktor notó mi mirada y caminó hacia mí, entregándome con sumo cuidado a nuestro pequeño dormido.—Y este… —susurré, colocando a Dmitry entre mis brazos—. Este es Dmitry.Ella me miró como si le acabara de arrancar el aire. Los ojos se le llenaron de lágrimas, pero no lloró. Su labio tembló, su mano cubrió su boca y luego estiro su mano para dejar una caricia en la cabeza de Dmitry.—¿Lo nombraste… por él? —susurró apenas.—Sí —respondió Viktor con firmeza—. Porque fue un hombre valiente, y también fue tu amor, y porque quiero que mi hijo crezca sabiendo lo que ese nombre significa: lealtad, fuerza… y siempre recordar
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