Ana sacudió ligeramente la cabeza. Con lo mucho que Paula la detestaba, si aparecía ahora, seguramente empeoraría su estado alterado.No tenía ninguna necesidad de ofrecerse voluntariamente como objetivo de su rabia.En la distancia, escuchó los sollozos de Paula mezclados con el sonido de una bofetada.Solo cuando Andrés y Gabriel regresaron a la sala, apagó la pantalla de su teléfono y se levantó.—Ana, ya está todo resuelto —dijo Andrés, mostrándose amable. Después de todo, debía ayudar a Gabriel a conquistar a Ana.Ana lo miró con preocupación.—Esas heridas en tu cara, ¿estás bien?Los moretones azules y púrpuras evidenciaban la brutalidad de quien lo había golpeado.Andrés, sintiendo la mirada inexpresiva de Gabriel, tuvo una idea repentina:—Ana, lo mío son solo heridas superficiales, no es nada serio. ¡Pero Gabriel sí está mal! Aunque parezca que está perfectamente, ¡seguro tiene lesiones internas!Ana suspiró con resignación.Gabriel también.A veces, era mejor que algunas per
Ler mais