Sin embargo, en el momento que lo atendieron comenzaron a regañarlo. —¡Maldito bastardo! Arruinaste mi cuenta, tenía muchísimos ítems de edición limitada. ¡Arruinaste todo! Cuando a Hugo lo reprendían, se quedaba atónito. Una vez que la otra parte se calmó, Hugo pudo hablar. — Señor Méndez, ¿acaso se ha confundido? ¿Cómo que arruiné su cuenta? Solo fallé en posicionarlo como primero. Eso es todo, pero está en la tercera posición. ¿No debería pagarme los doscientos mil que me prometió? —¡Vete al infierno! No tienes idea de lo que sucedió, ¿verdad? —¿Qué… qué pasó? — Hugo no tenía idea. —Ve, si puedes ingresar a la cuenta, te daré dos millones si lo logra — dijo el cliente luego de respirar de manera profunda. Hugo estaba confundido. «¿Qué tan difícil puede ser ingresar? ¿Por qué quiere pagarme dos millones por eso? ¿Está loco? Bueno, ¿qué importa si está loco, ¿no? Si tan solo con ingresar a la cuenta me paga dos millones, ¿por qué no? Solo un tonto Se perdería esa oferta». H
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