—Exacto, es ella —respondió Adriana sin ningún problema. Las caras de Daniela y Lorena cambiaron por completo, y se les notaba que estaban incómodas. Daniela intentó justificar rápido: —Eso… ¡No nos referíamos a ti, seguro escuchaste mal! —¿Ah, sí? —Don Lorenzo se dio la vuelta y cruzó los brazos. —Entonces, ¿a quién se referían? Me gustaría saber, ¿hay alguien más que se vista peor que yo? Don Lorenzo se burló de sí mismo, dejando a Daniela y Lorena sin palabras, sin saber qué decir para salir bien paradas. —Don Lorenzo, por favor, no se moleste con nosotras. Vinimos hoy acá solo para visitarlo.Sabemos qué hace tiempo no está en casa, y por eso no habíamos podido verlo —dijo Daniela, buscando una excusa. Don Lorenzo no pareció interesado en su explicación y, con un suspiro, se dio la vuelta y les ignoró. Adriana, aprovechando el momento, dijo con tono provocador: —¿Lo que estás diciendo es que vinieron a la familia Bruges no para felicitar por el centenario de Angel
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