El crujido nítido de los huesos rompiéndose se escuchó claramente en el silencio absoluto. Los miembros de la familia Guzmán quedaron aterrorizados.—La cabeza del joven maestro... ¡su cabeza...!¡La cabeza estaba deformada por completo! Se hundió en un gran agujero sangrante, ¡era una visión muy horrenda!¡Había que saber que el joven maestro era un maestro de la energía interna! ¿Cómo pudo un simple don nadie convertirlo en esa monstruosidad?Tadeo quedó estupefacto y con el rostro desfigurado de la ira, le gritó:—¡Suelta a mi hijo! ¡O destruiré a toda tu familia!Javier, con el rostro torcido, le dijo:—Lorenzo, ¡luego, no digas que no te advertí! ¡Te has excedido en tus límites y has herido a personas de las familias Silva y Guzmán! Aunque hoy mueras aquí, ¡el grupo Prosperidad no se molestará en recoger tu cadáver! ¡Y mucho menos le dará una compensación por accidente laboral a tu familia!Los miembros de la familia Guzmán no pudieron evitar soltar grandes insultos y maldiciones

—¡Están totalmente equivocados! El éxito de la familia Guzmán hoy en día se debe a nuestras conexiones en la provincia.Enfurecido y muy avergonzado, Tadeo se volteó directo hacia su familia y les gritó:—¡Llaman al vicegobernador Juárez de la provincia!—¿El vicegobernador? ¿Te refieres al honorable señor Eloy Juárez?Esas duras palabras cayeron como un golpe directo, cambiando drásticamente las expresiones faciales de los representantes de las tres familias. El representante de mayor poder en Jardinalia era el gobernador general. Sin embargo, aunque el gobernador general tenía autoridad militar, en otros aspectos, el gobierno provincial tenía la mayor influencia. El líder del gobierno provincial, el gobernador de la Provincia tenía a su disposición cinco vicegobernadores, todos con un inmenso poder.Y Eloy estaba a cargo del área que incluía la ciudad de Costamar. Incluso el alcalde de Costamar, Jorge, tenía que comportarse humildemente frente a él; una sola palabra suya podía hacer

—¿Qué sucede, primo?Tadeo, que estaba detrás, vio la expresión de asombro de él y sintió que algo andaba mal, preguntándole apresuradamente.En ese momento, Eloy parecía como si le hubieran arrancado la mitad de su alma, parado en el lugar, con los ojos sin vida y empapado por completo en un sudor frío. Ante el interrogatorio de Tadeo, ni siquiera lo miró.—¡Tú, mocoso, ¿qué le has hecho a mi primo?Lorenzo respondió sarcásticamente: —Si quieres saberlo, ¿por qué no se lo preguntas mejor a él?—¡Maldito mocoso, te voy a asesinar! —explotó Tadeo muy enojado en el acto.Pero al instante, Eloy, que estaba al lado, de repente volvió en sí y le dio una fuerte bofetada a Tadeo.—¡Cállate! ¡Eres un fastidioso que solo sabe causar problemas!La bofetada no le dolió físicamente a Tadeo, quien era un gran maestro, pero lo hizo sentir como si su mundo se derrumbara en ese momento. ¡El daño no fue grande, pero la humillación fue totalmente extrema!—Primo, ¿por qué me pegas? ¿Qué te ha dicho ese

Al ver a Tadeo morir, los Guzmán no tuvieron más remedio que tragarse por completo su indignación, ¡incapaces de desafiar a las tres grandes familias de las artes marciales!Los Silva, habiendo sobrevivido a la calamidad, miraron fijamente a Lorenzo con una mezcla de ira y miedo absoluto.—¡Mal augurio! Si no fuera por la familia Pérez, todos habríamos muerto contigo esta vez.Incluso Javier lo miraba con gran resentimiento, deseando poder despedazarlo.Lorenzo sonrió levemente y les dijo:—¿Qué dijeron? No los escuché. ¿Por qué no lo repiten?Como un fuerte trueno repentino, su comentario dejó a todos pálidos y sin palabras. Especialmente Luis, quien temblaba y con los músculos de su rostro convulsionando de miedo. ¡Ese muchacho definitivamente era el que había aplastado el cráneo de Ignacio con sus propias manos! ¿Quién se atrevería a provocarlo y buscar la muerte?En ese momento, Yelena se liberó de las feroces ataduras de su familia y corrió directo hacia Lucía, abrazándola muy emo

—¿Recompensa?Lorenzo entrecerró los ojos. —Suena muy tentador. Pero lo siento mucho, tampoco estoy interesado en ti.Al escuchar eso, varios sirvientes de la familia Yuste en el coche no pudieron contenerse y comenzaron a maldecirle: —¡Miserable! ¿Cómo te atreves realmente a ser tan insolente?—Si no hay nada más, me voy —dijo Lorenzo, encogiéndose de hombros, muy despreocupado, aunque en su interior estaba bastante nervioso. Cuanto más tiempo pasaba con esa comprometida inesperada, más probable era que ella descubriera sus secretos. ¡Esto era muy peligroso!Yasmina, con su expresión inalterada, sonrió con gracia y le dijo: —Si te dijera que tengo pistas sobre el misterioso hombre que se alió con Ángel, entonces ¿estarías dispuesto a hablar tranquilamente conmigo?Esas palabras hicieron que él se detuviera en seco, y se giró de inmediato para mirarla. —¿Cómo lo sabes?¿Acaso ella sabía sobre el incidente de la familia Reyes? ¡Incluso sabía sobre la muerte de su padre!—¡Por supues