17. Que arda troya
Laura cuando llegó a casa con el globo y las flores en las manos fue recibida primero por su pequeño hombrecito, — mamiiii, pensé que estabas trabajando otra vez,. — No amor, tuve que salir a hacer una diligencia. — ¿Quién te regaló esos obsequios?, ¿Tu jefe? — No, quise comprar las flores para darle un poco de vida a la casa, ¿te gustan los globos? Los miro con un poco de desprecio pues de inmediato pensó que era algo muy infantil, — No me gustan, mejor ¿Podemos hacer un rompecabezas? — Claro amor después de almorzar, mami se dará un baño y prepará algo rápido. En ese momento se acercó su madre, — Ya hice el almuerzo hija, si quieres a la tarde tu haces el postre, pero me sorprendí que salieras tan temprano. — Luego te cuento, no vas a creerlo. — ¿No quieres hablar frente a mi verdad?, ¿si quieres mamá voy a mi cuarto? Laura sonrió como siempre Alessandro era muy perceptivo, además de que al ser tan inteligente era difícil esconder algo, ya entendía italiano, español y
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