Jimena mantenía la cabeza baja, furiosa, pero sin atreverse a decir una sola palabra.Leona ya sabía de la animada escena que había ocurrido recientemente. Al ver a la arrogante niña mimada, que siempre se creía superior a los demás, con este inusual aspecto sombrío, se tapó la boca y se rio en secreto, disfrutando de la situación.Walter sonrió abiertamente y dijo: —Padre, no digas eso. Jimena es mi sobrina, ¿a quién más iba a ayudar si no a ella? No puedo ayudar a un extraño, ¿verdad?Al escuchar las palabras de Walter, Mateo de inmediato pensó en Rodrigo.—Abuelo, mamá, hemos llegado—una voz muy clara y alegre resonó, atrayendo la atención de todos.Se podía ver a Rodrigo y Noa caminando de la mano, con una estrecha intimidad que los hacía parecer una pareja de recién casados.El hombre miraba a la chica a su lado con una mirada cariñosa y llena de gran afecto, creando un ambiente dulce que dejaba a los demás totalmente asombrados.Sin embargo, el ambiente parecía un tanto tenso y p
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