Einar Zans.  No gente, no podía describir como me sentía respecto al beso y confesión que le hice Ada, no estaba mal pero me sentía raro, es decir yo era un hombre que no mostraba sentimientos o al menos cuando perdí a la persona más importante de mi vida.  Besarle me sentó bien pero la confesión no, es tan temprano para decirle lo que siento por ella, la conozco de hace un tiempo y ahora que estamos más cerca por así decirlo no me pude contener.  ¿Quién dice que los hombres no pueden adelantarse en algo?  En fin, al verla ida por mi pregunta, supe que no me iba a decir la razón de sus Inseguridades. — Ada. — mis manos van directo a sus mejillas sonrojadas por las lágrimas que retiene. — Ven, siéntate. — tome su mano hasta sentarla a mi lado. — Venga vas a dejar de llorar y me contarás porque eres así, vale. — limpio su rostro y ella asiente recostando su cabeza en mis piernas.  Me ten

Einar Zans.  Mi puño de estrella contra sus rostro varias veces, la ira me recorre y no me siento en órbita para parar de golpearlo, le había dejado en claro que no lo quería cerca de Ada. Sabía cuáles eran las intención de el al acercarse a Ada, joder de solo pensarlo me hervía más la sangre.  — ¡Basta Einar! — gruñe sacándome encina suyo. — Basta, déjame en paz ya, controlate. — me da un fuerte golpe en mi pómulo derecho. — Si piensas que te voy a quitar a Ada estás muy equivocado, el hecho de que me guste ella no significa que voy arruinar lo que tiene contigo, yo no la merezco ni tu pero es lo que hay. — se levanta encima de mi para extender su mano y ayudarme.  — Eres un hijo de p**a, ¿Sabías eso? — pregunto irritado. — ¿Cómo pudiste hacerle eso Ada? Abusaste de ella Yasir, no se cómo ella pudo agradecerte al ver que borraste el vídeo. — escupo la sangre de mi boca. — Se que cometí un error por la presión

Narrador omnisciente.  Cuando Einar dejo a su pequeña en la casa, no pudo evitar sonreír sastifecho por todo lo que habían hecho pues le encantó ver cómo Ada raccionaba ante todo lo que había en el restaurante, no le preocupaba mucho que ella pensará de dónde había sacado tanto dinero para pagar lujos en aquel lugar, lo único que le importaba era verla con esas sonrisa que empezó a surgir de ella desde el primer día en que él la había besado.  A Einar le gustaba Ada de hace mucho tiempo, pues el sola había visto por aquellos pasillos dónde la veía llorar por la humillaciones pero no podía hacer nada para defenderla, el día que Yosue se la presentó pues no pudo evitar sentirse mas feliz que un niño cuando le cumplen sus caprichos. No supo cómo actuar cuando vio a Ada cortarse frente a ellos, una imagen que le golpeó aquellos recuerdos que no quería que tocarán; sin embargo le conmovió verla así por lo que ese día no se pudo detener

Narrador omnisciente.  Ada con su semblante vacío y triste escuchaba como su hermano hablaba de temas que no eran de importancia para ella pero lo tenía que escuchar porque era su hermano y el ha sido lo mejor para ella en todo este tiempo de oscuridad.  Estaba cansado físicamente, jugar con la pequeña Catalina era cansancio total aparte de que Ada no tenía una buena condición física y termino por apartarse de la pequeña. Tenía hambre pero al momento en que Catalina dijo aquellas palabras sintió como su pequeño birllo de felicidad comenzó a esfumarse tanto que quería llorar frente de ellos y se dieran cuenta de lo que aquellas palabras habían causado en ella.  Se sintió dolida y triste tratar así a Einar, pues no sabía cómo actuar porque aquella persona que dijo esas palabras era su hermana y le dolio tanto que no supo cómo actuar frente al chico que estaba empezando amar.  <<¿Lo estoy amando?>

Narrador omnisciente. 1 mes después. — Ada nunca me contaste como tú noche de pasión con Einar, te lo tienes bien guardado eh. — Shirley hablo fingiendo estar dolida porque Ada no le había contado absolutamente nada de lo que pasó esa noche. Ada suspiro pesadamente y la miro por unos segundos. — No te lo tomes tan personal pero hay cosas que no podré contarte porque son íntimas. — respondió bajamente, no es que no quisiera contarle lo que sucedió esa noche si no que si lo decía iba a recordar cada cosa que paso esa noche y le avergonzaba sentir de nuevo su cuerpo acalorado por aquella sensación que ya se convertía agradable para ella. — Agh, está bien pero prométeme que algún día que dejes la vergüenza y timidez aún lado me contarás. — Shirley hizo un puc