Victor. Esta noche con Alicia fue perfecta excepto el pequeño incidente que tuvimos en la limosina. *No fue un incidente son mis hormonas no lo puedo evitar. *Pudiste haber nos costado la noche. *Lo siento. *Eso dicelo a Alicia. *Lo haré en persona si me dejas. *No. Al llegar a su casa estoy esperando que abra la puerta de la tienda, quiero acompañarla lo mas posible. *Qué tal si le ayudamos a entrar en la cama. *Jacob controla te. Escuchó la voz de un hombre. -Hasta que llegas niña. Rápidamente puedo oler el miedo que emana de Alicia, ella voltea hacia el tipo. -Que no vas a saludar a tu tío. Miro como su cuerpo empieza a temblar. -Alicia. La tomo de los brazos y la ago que me mire. -Alicia tranquilízate, qué pasa. -De seguro otra vez tiene miedo esta niña estúpida. -¿quien eres tú? -Soy su tío y tú. -Soy su

Victor. Me despierto al sentir como Alicia se frota en mi pecho inhalo su rico y delicioso aroma quiero quedarme el resto del día aquí en la cama. *Víctor te recuerdo que una m*****a alimaña nos está esperando en una casa de seguridad. *Tienes razón Jacob. Me enlaso mentalmente con John que lo está vigilando. *John cómo pasó la noche nuestro invitado. *Bien señor no dudo en quedarse aqui está cómodamente dormido. *No lo dejes que se vaya enviaré alguien más a la casa para que lo vigilen no lo podemos dejar solo. *Sí señor. Le hablo a alguien más de la manada, alguien que vaya a vigilarlo, cuando me confirman que ya está ahí, le pido a John que venga. Le presentó a Alicia y me despido de ella, no me gusta mentirle pero tampoco puedo decirle lo que voy a hacer, la dejó en manos de John se mira que es un hombre rudo y grande pero es muy amable y confío plenamente en el. Al llegar a la casa miro a uno de los

Alicia. Llegó hasta mi casa estoy desesperada, todo lo que hago está mal, esta tienda no me gusta vender ropa, mi relación con Vanessa solo fue mentira, Víctor es un maldito infeliz, me quiero ir al único maldito lugar en el que me siento bien. *Alicia tranquilízate estás muy alterada. Subo a mi habitación, tomo mis papeles y tomo el auto y conduzco a la casa de Hugo, sé que está dormido pero no me importa, me estaciono en el callejón y subo hasta su departamento, me limpio las lágrimas he intentó fingir la mejor sonrisa que puedo, no quiero la lástima de nadie estoy harta de eso, tocó un par de veces y me contesta. -Ahí voy, ahí voy. Abre la puerta y se nota que estaba dormido se frota los ojos y me mira de pies a cabeza. -Ocurre algo Alicia. -No nada Hugo solo que me iré un tiempo de vacaciones, voy a ir a ver algunos parientes y te dejare las llaves del auto para que se lo regreses a Víctor y las llaves de la tienda quédatel

Alicia. Los días han pasado y la abuela se ha tomado sus palabras muy en serio, ahorita estoy trotando con leña amarrada a mi espalda. -¡Ya no puedo mas! Siempre y sencillamente me desplomó en las hojas del bosque, mi abuela viene caminando a tras de mí, no sé de dónde saca tantas fuerzas si tiene como 1000 años. -Abuela ya no puedo más. -Nada de que abuela ya no puedo más, muéve ese flácido trasero. -Que no tengo el trasero flácido. -A no. Siento como empieza a pegarme con su pie y me levanto. -Abuela qué.... -Qué dijiste que no tenías fuerzas no y veo que te levantaste, lo que sentiste mi reina es enojo e irá de tu lobo qué no se deja que  la pizoten porque es una líder. -Hay abuela deja de recordarme eso quieres. -Nunca hija es tu derecho de nacimiento y te aguantas, ahora sígue corriendo que nos falta regresar a casa. Doy un gran suspiro y empiezo a correr de nuevo al lle

Alicia. El tiempo a seguido pasando, Víctor me ha marcado varias veces esta que bloquie su número, he hablado con Hugo y le dije lo que pasó, él se preocupa mucho por mí me a preguntado mi dirección para venir a hablar  conmigo, yo se la he negado ya que no quiero que Víctor lo vaya a seguir, ya no quiero nada con ese imbécil, además vivo muy agusto aquí con mi abuela, aunque claro batallamos un poco más en invierno qué es cuando hay menos presas y tenemos que cuidar más la leña pero estoy bien me siento feliz y tranquila conmigo misma. Liz y yo nos llevamos muy bien salgo a correr más o menos seguido pero cuidándome de no acercarme demasiado a las manadas ya que me ha dicho mi abuela que hay vigilantes o centinelas y no dudaran en atacarme aunque me he fortalecido en cuerpo y alma, mi abuela me enseñó a defenderme y he crecido un poco en centrimetros de estatura y hacia los lados, por fin me crecieron los pechos y tengo un trasero firme gracias a tantas caminat