Domenico Masseria— Tal vez un día lo averigües Domenico y te sorprendas tanto como que debes cubrir tu espalda de tu hermano… no es lo que crees. A veces el enemigo lo tenemos en casa.— ¿A qué te refieres?—Es tu tarea averiguar las cosas, Dom, no soy una hermanita de la caridad que va regalando dulces a todo el mundo. Te he dicho que soy una cajita de pandora que tal vez no tengas tiempo de conocer.Medito las palabras de la diabla mientras observo a mi hermano testeando en su móvil volviendo a crearse de nuevo las dudas sobre Filippo si es capaz de vender de nuevo mi cabeza a mis enemigos. Con todo lo que ha pasado en Madrid me han quedado muchas dudas sin resolver y en ellos el misterio que esconde la diabla y su conocimiento no solo sobre Cobra, Matt o de mí, sé que sabe algo de Filippo y quiere que yo mismo lo descubra porque s

Domenico Masseria Una semana me pidió y una semana le he dado siguiendo cada uno de sus pasos, aunque en ocasiones ha logrado escabullirse de mi vista, sin embargo, no pudo ocultar lo que tiene con Patrick, una razón que me hace desconfiar de ella y querer descubrir cada uno de sus secretos… y debo utilizar unos de mis métodos para tenerla conmigo como una oveja atada a su lobo. Odio que me mientan y quieran verme la cara de idiota. Ese par no se burlará más de mí.He aprovecha esta semana que la diabla no ha estado en casa para pasar más tiempo con mi madre compensado lo olvidada que la tengo no quiero levantar sospechas que vive en casa y esta indefensa.Su enfermera ha hecho muy bien su trabajo y me ha comentado de un buen método que se está experimentando en pacientes en coma como mi madre. Al parecer veré una luz al final del túnel y vuelva a tenerla

Doménico MasseriaMe olvido de todo el mundo al verla entrar junto a Alacrán que en un mensaje de texto me aviso no solo que tiene a la diabla con él, sino que casi lo mata y mato a Raúl mi limpiador de mis cosas. Me pierdo en esos ojos rojos, esos que jamás pensé verlos así porque ella se muestra tan dura, tan inquebrantable que no pensé que le iba a doler tanto la muerte de su bambino idiota como solía llamarlo.No me detengo a preguntarme si quiere escucharme o no o tan siquiera quiera verme. Le sigo sus pasos como un perro faldero calando que me tire la puerta en mis narices detallando cada parte de su cuerpo que esta bañado en sangre, sangre que yo mismo deje esparcir por el suelo mientras veía como Patrick Fiori se despedía de este mundo y se iba al mismo infierno a reencontrarse con mi padre.Escucho los gritos alarmantes de Alina gritando obscenida

Pienso en varias formas de hacer feliz a Marisha y recuerdo que una vez me dijo que siempre soñó con ser una bailarina de ballet sobre hielo. Prendo mi laptop e investigo varios lugares donde se pueda practicar esa disciplina. Encuentro muchos lugares hermosos como la plaza roja, pero no es mucho de mi agrado por la época y sé que es uno de los sitios más habitados al igual que el parque Gorki, elVDNJ, sin embargo, mi búsqueda dio frutos encontrando los estanques Patriárshiye y Chístiye. Es uno de los más antiguos de Moscú y poco habitados por estas épocas y te da un ambiente íntimo como el que estoy buscando con Marisha. Quiero brindarle una noche inolvidable para ella.Reviso mi armario y no sé qué ponerme.Tiro todo a mi cama y me reprocho por lo nervioso que estoy parezco peor que un adolescente promiscuo. Reviso la hora calculando que tan solo me quedan dos horas y de

Doménico Masseria He quedado sorprendido al igual que todos al ver a Fiorella en la fiesta de cumpleaños que me ha preparado la diabla para mí. Cruzo mi mirada con Stefano y Salvatore para posarla de último en Marisha que la observa de pies a cabeza sin emitir palabra alguna.— Buenas noches, señores — Dice con una voz muy sensual, debo admitir que se ve hermosa, perfecta. — Feliz cumpleaños, mi amor.Estoy sin palabras.— No vas a saludar a tu hermosa esposa, cariño — Dice mirándome fijo sin poder emitir palabra alguna — que ha escapado de las garras de tu enemigo, Dom.— Cla… claro, cariño — Logro pronunciar — Bienvenida de nuevo a casa, Fiori.— ¿Quién es ella? — Pregunta con inocencia. — Nadie me la presentará.— Ella… ella es la ama