Capítulo 1

UN DIA ATRAS

EMMA

—Me encantas —ronronea Andrew mientras sus manos se mueven con agilidad estudiada al quitarme el vestido.

—Te amo —susurro.

Me lleva a la cama, en cuanto la espalda toca el suave colchón, sus labios hacen magia sobre mi piel, hoy es un día especial, cumplimos seis meses de noviazgo, y no solo eso, tengo una sorpresa que estoy seguro le hará feliz.

—Me vuelves loco, joder.

Me quita las bragas, la tela se desliza por mis piernas haciendo que un escalofrío recorra mi espina dorsal.

—Quiero probarte.

—Siempre tan apretada —tensa el cuerpo—. Siempre lista para mi.

Quiero gritarle que sí a todo lo que brote de su garganta, pero las peticiones mentales se ponen en blanco, el mundo se detiene, el alma se me cae a los pies y la felicidad comienza a brincar insana en mi sistema al sentir como coloca un anillo en mi dedo, luego descubre mis ojos.

—Cásate conmigo, Emma —ladea una sonrisa de media luna.

Su mirada es fresca, viva, siempre sonriente, siempre positivo, bromista, adulador, sexy, es todo lo que cualquier mujer quisiera.

—Sé que es pronto —balbucea—. Una locura, nos conocemos apenas hace seis meses, pero te amo, eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida, no te voy a mentir, he salido con muchas mujeres, no tengo la cuenta, pero al final terminan siendo tan plásticas como lo que se meten en el cuerpo. Tu eres real, auténtica, y sé que…

Le callo con un beso, no es necesario que me diga todo lo que ya sé, porque nunca pierde la oportunidad de demostrarme que soy la única chica en su vida, sus padres murieron en un accidente de avión cuando él era pequeño, vivió con un tío hasta que pudo trabajar y valerse por si mismo, es lo que admiro de él.

—¿Qué dices? —rompe el beso—. Sé mía.

—Acepto, quiero todo contigo —afirmo con seguridad.

Su gesto se relaja.

—Mía —gruñe con posesividad.

Acto seguido comienza a moverse, sus movimientos dentro de mi son estudiados, como si conociera el punto exacto para llevarme al clímax. 

[…]

Mi piel arde, mi corazón palpita y solo sonrío hasta que cierro los ojos y caigo dormida entre sus brazos.

[…]

—Yo lo puedo arreglar.— La voz lejana de Andrew me hace removerme inquieta. —No necesito tu ayuda, puedo con esto.

Quiero abrir los ojos, aunque los párpados me pesan y el cuerpo me duele, la conciencia poco a poco llega y tomando una larga bocanada de aire, remojo mis labios.

—Ya te dije que lo tengo manejado, confía en mí, no te defraudaré, los papeles que me pediste están en el cajón izquierdo.

Abro los ojos inspirando el olor a loción de Andrew, temía despertar y no volver a verle, los recuerdos de su propuesta de matrimonio y lo que tengo que decirle, hacen que abra los ojos justo cuando finaliza la llamada que está haciendo.

—Voy enseguida.

Cuelga, me incorporo, está de espaldas, se pasa una mano por el cabello, algo que suele hacer cuando algo le preocupa.

—¿Todo bien? —la pregunta se desliza de mis labios.

Da un pequeño respingo y me mira por encima del hombro.

—Despertaste —arguye en tono gélido.

—Acabo de despertar —envuelvo mi cuerpo con la sábana—. Pareces preocupado ¿todo bien?

No sé porqué, pero algo dentro de mí teme que todo sea demasiado bueno para ser cierto.

—Nada de lo que te debas preocupar —merma el espacio que hay entre los dos, me da un beso casto en la coronilla y comienza a vestirse—. Cosas del trabajo. Tengo que irme.

Enciendo la lámpara, estábamos en mi departamento. Le echo un vistazo a la hora que marca el reloj de pared, son las cuatro de la madrugada.

—Es muy noche —arrugo la nariz—. ¿No puede esperar, hay algo que quisiera hablar contigo, que aunque no es muy seguro…

—Sea lo que sea tendrá que esperar —sisea por lo bajo—. Hay algo que quiero platicar contigo, es una sospecha apenas pero creo que…

Sus labios se aplastan de nueva cuenta sobre los míos.

—En verdad tengo que irme —susurra—. Hablamos luego, esto es importante.

Me rindo, Andrew podrá ser muy lindo, paciente y atento pero cuando ha tomado una decisión, no hay quien lo saque de eso.

—Vale —me rindo.

—Esa es mi chica.

Me pellizca mi nariz respingona, vuelve a besarme y sale de mi habitación, dejando un hueco en mi pecho. Me asomo por la ventana de mi departamento para verle, sube a su auto, enciende motores y se marcha rechinando las llantas. El resto de la noche no puedo dormir, no luego de procesar lo ocurrido, me he comprometido con un hombre. Preparo un poco de té para tranquilizar mi ansiedad, nada funciona, por lo que tomo la decisión de llamarle al único que está siempre conmigo. mi amigo desde la infancia, Dani.

—Dani —susurro cuando atiende mi llamada luego de dos intentos.

—Espero y sea algo bueno como para despertarme a las cinco de la madrugada —su voz es ronca.

—Creo que vas a ser tío —las manos me sudan—. Bueno, no estoy segura, es solo un retraso.

—Puta madre —exclama acelerando mi ritmo cardíaco—. ¿Ya te hiciste una prueba?

—No, quería esperar, bueno, hoy se supone que la haría con Andrew presente pero se ha ido por un asunto pendiente del trabajo o algo así, su jefe es una m****a —hablo tan rápido que olvido siquiera cómo se respira.

—Calma.

—Y me acabo de comprometer —finalizo con simpleza.

Un silencio que se me antoja ensordecedor, se ancla al otro lado de la línea, por un segundo creo que mi mejor amigo se ha quedado dormido, pero al escuchar su respiración pesada, descarto la idea, espero a que me felicite, no pasa nada.

—¿Dani? —inquiero con cautela.

—Tengo que colgar, hazte una prueba de embarazo y me llamas cuando tengas los resultados —arguye con cierto aire gélido.

—Creí que vendrías —trago grueso.

—No, dolor estomacal —dice y cuelga.

Es como si estuviera enfadado, lo conozco bien, sé que no le agrada Andrew, debe ser eso, así que dejo de hacerme ideas tontas en la cabeza y corro al baño. Me hago la prueba de embarazo y me debato en lo que quiero, por una parte me siento feliz, tener un hijo es uno de mis más grandes sueños, el problema es que no sé si es buen momento, mi madre sigue enferma, tengo los mismo gastos, lo que me pagan en el restaurante apenas y me alcanza para darme ciertos gustos, tendría que encontrar un segundo empleo por las mañanas, ya que mi horario laboral es por la tarde hasta la noche.

Andrew me ayudaría, de eso no tengo duda, le he visto como sonríe cuando vemos a niños cerca, es amable, cariñoso, y sé que será un buen padre. Me apoyará.

La alarma de reloj que he puesto para saber el tiempo de espera, suena haciendo que de un respingo, pero justo en ese momento escucho que alguien toca el timbre seguido de varios toques a la puerta con urgencia.

«¿Y ahora qué?»

Refunfuño, decido ir a atender primero, al abrir la puerta Dani se me viene encima envolviéndome en un tierno abrazo de oso, lo que necesitaba en este momento.

—Joder, ¿creíste que te dejaría sola en un momento como este? —besa mi coronilla.

La barbilla me tiembla, últimamente estoy sensible por todo.

—Traje helado —levanta una bolsa del supermercado—. Por si es necesario.

Sonrío.

—Gracias.

—¿Y bien? —suelta un suspiro—. ¿Qué es?

Me muerdo el labio inferior.

—Aún no he visto el resultado, iba a hacerlo cuando llegaste.

—¿Y qué esperas?

Blanqueo los ojos.

—No seas tan hijo de perra —bromeo dándole un ligero golpe en el brazo.

—Vamos, sabes cómo soy.

Sonrío, me dirijo al lavabo del baño de nuevo, él me sigue y cuando levanto la prueba para ver su resultado, siento que el mundo se me viene encima.

—¿Sí o no? —se impacienta Dani.

Mi cabeza comienza a dar vueltas, creo que incluso he olvidado cómo se respira, volteo y levanto la mirada.

—Eso es… —musita por lo bajo al ver el resultado.

—Estoy embarazada.

—No.

—Sí.

—Eso quiere decir…

Cierro los ojos un par de segundos.

—Qué estoy esperando un hijo de Andrew Carson.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo