Capítulo 3

13 de enero del 2022

El celular de Michelle suena en su bolsillo, de camino al club. Ella da un largo suspiro cuando detiene el auto en el estacionamiento y antes de bajar decide averiguar de quién se trata, quizás Olivia necesite algo.

Se sorprende al saber que es Nick, hacía tiempo de que él no se contactaba y temía de que algo haya ocurrido. Inmediatamente le devuelve la llamada y espera a que él atienda, por lo que comienza a mover su pierna con nerviosismo.

—Cielos, Mich. He intentado contactarme contigo toda la tarde. Y hola, por cierto.

—Me asustas, Nick. ¿Sucedió algo? ¿Tu madre está bien?

—Si, ella está perfecta. Se trata sobre ti —ella frunce el ceño

—¿Sobre mi? ¿Que ocurrió?

—Hubo alguien por el barrio que preguntaba por ti, tenía una foto algo vieja, pero sé que se trataba sobre ti —ella está aún más confundida

—¿Estás segura de eso?

—Hermana, nos conocemos desde hace muchos años, todavía recuerdo tu rostro cuando llegaste. Sé que se trataba sobre ti, pero no entiendo porqué ese hombre te buscaba.

—¿Que impresión te ha dado?

—Una no muy buena —Michelle hace una mueca

—¿Y dijo algo? ¿El porqué me buscaba?

—No, no lo dijo. Igual no te preocupes, nadie le dijo nada, todos pensaron de que no era confiable.

—Si vuelves, ¿Me avisas?

—Lo haré —él suspira—. Y hermana, ¿Puedes tomarte un día y venir a verme? —se queja—. Hace tiempo no te veo, te has olvidado de mi y de los chicos.

—Te prometo que lo haré. Estoy con mucho trabajo y sé que no es una excusa, pero juro que iré a verte —sonríe—. Te quiero, cuídate por favor y dale un beso a tu madre de mi parte.

—Lo haré —sonríe—. Te quiero, cuídate también.

La llamada se termina y ella tiene que tomarse un largo momento para pensar en lo que está sucediendo. Sinceramente no entiende mucho porqué un hombre estaría buscándola, se supone que no debe nada y al único que tiene que pagarle un cuenta es a Snake, y él sabe quién es y nunca le preguntaría a Nick, por lo que lo descarta.

Decide dejarlo de lado, después de todo tiene que entrar a trabajar y a nadie le importa una m****a su vida personal, por lo que debe hacer un espectáculo al igual que todas las noches que asiste.

Saluda al guardia que custodia el estacionamiento con una sonrisa y comienza a caminar a través del pasillo en dirección a los camarines. Una de sus compañeras, Samantha es quien está regresando del escenario con una sonrisa, por lo que levanta la mano para saludarla desde lejos mientras la mujer se mete a las duchas directamente.

Después de esa noticia solo espera que sea una buena noche, no tiene ganas de dolores de cabeza.

Louis se encontraba en su oficina como todas las noches, quizás no tenía demasiados planes para un jueves más que estar perdido en ese libro que tenía que revisar. Le encantaba su trabajo, había crecido en la editorial y definitivamente leer era una de sus cosas favoritas, pero desde que se había tenido que hacer cargo de la empresa el trabajo era cada vez más y más.

Con 28 años era CEO de una editorial reconocida a nivel internacional, situada en la ciudad de Los ángeles. Louis Davidson Fox era uno de los hombres más codiciados, era guapo, joven y multimillonario. Sin embargo, por el momento no le interesaba ninguna mujer como para tener algo formal, se había limitado a tener amores de una sola noche, su tiempo era corto y no quería prometer cosas que no podría dar en este momento. No se quejaba, no es algo que lo buscara con insistencia.

Arrugando el entrecejo mientras está en un línea importante de la trama, ve como la pantalla de su laptop comienza a cerrarse, dejando a la vista a su mejor amiga, con el saco en su otra mano y la camisa desabrochada.

—Demasiado por hoy, Louis. Vamos a salir un poco a tomar aire fresco —él sonríe—. Mueve tu culo, vamos a tomar algo.

—No, ni lo pienses —se queja, recargándose en el respaldar de su asiento—. Tengo que terminar de leer esto y además me están esperando en casa.

—Eso ya lo arreglé, llamé a tu madre para que se quede con Luna esta noche. Ella está encantada y tú no tienes una p**a excusa —él sonríe—. Vamos, hablo en serio.

—¿A dónde quieres ir un jueves?

—¿Eres un maldito anciano aburrido? —pone los ojos en blanco—. Hay lugares abiertos un jueves por la noche, y sé exactamente cual te gustará.

—Oh, no. No vamos a ir a ese club de nuevo. Sabes lo que pasa después de medianoche —Francis comienza a reír

—¿Me estás cargando? —niega con su cabeza—. Eso es a lo que vamos, deja de llorar.

Francis era su mejor amigo desde que tenía memoria, ese hombre sabía cada aspecto de su vida, incluso cuando él comenzó a cerrarse en su propio mundo desde que su padre falleció y tuvo que ponerse al frente. Hacía tiempo que Louis no salía y él quería sacarlo de ese círculo vicioso en donde solo iba de su cama a la silla de la oficina, no lo veía sano.

La única persona que dejaba acercarse por el momento era a Zoe, al menos fue así en los últimos dos meses, Louis parecía metido cada vez en su mundo y ni siquiera está seguro de que si su amiga aún se mantiene dentro de sus pantalones.

El club del que tanto hablaban era Doux Voeux, un reconocido y exclusivo club, era uno de los más prestigiosos y del cual Francis era socio VIP. Por razones que aún Louis no entiende, él también era socio desde hace unos meses, cuando su amigo lo llevó por primera vez, con la excusa de que había más beneficios y bla bla.

Quizás el CEO se sorprende un poco cuando sale de su oficina y no ve a nadie, por lo que saca su teléfono y comprueba la hora, dándose cuenta que desde hace tiempo no hay nadie en la editorial. Quizás se le fue un poco la mano, tenía que comenzar a estar más despierto con respecto a los horarios porque Luna no lo estaría esperando todas las noches hasta altas horas de la madrugada y él no quería decepcionarla.

Dentro del auto de su mejor amigo observa la fachada del lugar, comenzando a notar de que han cambiado algunas cosas desde la última vez que estuvo. Estaba ubicado en una de las zonas más concurridas del centro de la ciudad, no todo el mundo podía entrar a tomar una copa porque sí, había ciertas reglas allí.

—Si no te gusta este tienes que esperar a ver el otro club que hay a unas pocas calles de aquí —murmura Francis mientras sonríe y saca su cinturón

—¿De qué hablas?

—Russell es un hombre de negocios, tiene más que este club. Hay algunos más exclícitos —él sonríe de lado— ¿Has escuchado de Voux alguna vez?

—¿No es este?

—No. Este es Doux Voeux, el otro sol es Voeux.

—¿También es un club de stripptease? —Francis se ríe

—Digamos que es un club un poco más exclusivo que este, debes firmar antes de entrar y todos usan máscara. Deberíamos ir algún día.

—Estás demente.

—Va a gustarte —sonríe—. Puedes llevar a alguien, ya sabes —levanta las cejas—. Luego te explico mejor, no me gusta estar demasiado tiempo en el auto, ¿Has traído tu tarjeta?

—No —dice arrugando la frente

—Por suerte la guardo en mi billetera, no sé donde está tu cabeza ahora mismo.

Los hombres comienzan a caminar por el lugar, viendo como los guardias de seguridad dejan pasar a una pareja hacia adentro y seguidamente a un grupo de amigos que parecen entusiasmados. Francis es quien saca la tarjeta de ambos, ofreciéndosela al guardia para que compruebe que son ellos realmente y después dejarlos pasar.

—Has hecho una reserva. ¿Cómo sabías que vendría?

—Prácticamente pensé en que si te negabas iba a golpearte como en la secundaria —hace una mueca—. Vamos por un champagne y a comer algo, todavía falta para que los shows comiences.

El sitio era un bar de élite normal, había buena música, buen ambiente y personas que eran aprobadas con anterioridad. Por supuesto que los socios tenían prioridad, y eso daba aún más efecto por las noches, cuando después de medianoche se abría el escenario y comenzaban repetidos shows de stripptease.

Louis al menos había presentado dos por el momento, todas las otras veces había asistido en la tarde o se quedaba hasta cierto punto para ir a casa antes de las once, por lo que no le llamaba mucho la atención aquel espectáculo. En cambio a Francis le fascinaba, y siendo el ahijado del sueño, quizás tenía ciertos beneficios como la mejor mesa y la vista más privilegiada de todo el lugar.

Louis disfrutó de la cena, después de todo se sentía cómodo con su amigo y él era gracioso que incluso le saco varias carcajadas como hace días no lo hacía. Su amigo mencionó sobre ir a Italia en una semana, tenían un libro que pronto saldría y la autora era de aquel país, por lo que viajarían, la venta digital de los libros estaba dando un giro inesperado.

Louis y Francis habían decidido hacer una app con el nombre abreviado de su editorial, donde los escritores se atrevían a comenzar con el mundo digital. Tras estar con un grupo exigente y calificado lograron llegar a muy buenos escritores de otros países, donde terminaban ofreciéndoles realizar su trabajo en físico y un contrato de exclusividad al tener la opción digital en su propia app.

El negocio había remontado aún más desde eso, ellos eran de la generación de la tecnología y sin dudas habían jugado sus cartas a favor. Por eso se molestaban en viajar a lugares y tener un trato más personal, muchos eran una gran promesa para la empresa.

Louis pestañea cuando las luces comienzan a bajarse, el cambio de ambiente se había anunciado con anterioridad para que los que desearan seguir en el club solo bebiendo y disfrutando de un sitio que no sea el espectáculo de allí se quedaran en su sitio y los demás se trasladaran a una zona VIP que estaba aislada de el comedor.

—Quiero presentarles a la estrella de esta noche. No hay nadie más sensual que la preciosa ¡Kendall!

Los ojos de Louis logran ver aquel cuerpo escultural vestido nada más con un traje corto de policía, una gorra en su cabeza  una fusta en su mano. Su cabello negro caía en cascada por espalda y su rostro estaba adornado de un antifaz negro, impidiendo mirarla con claridad. Él solo supo que mientras ella movía las caderas y él estaba perdido en sus pensamientos la bailarina conectó sus ojos grises con los suyos, desestabilizando a ambos por un momento.

Los ojos negros de Louis estaban clavados en los suyos, y Kendall tuvo que pestañear repetidas veces para continuar con su número, no podía quedarse como un idiota en el medio del escenario, por lo que se dejó seducir por ese par de ojos pero aún en movimiento.

Una sonrisa burlona en su dirección hizo que Louis tragaa en seco y aceptara el trago que su amigo le ofrecía sin mirar, él también estaba envuelto en ese aura de seducción que la bailarina lograba en todos los presentes. Los ojos del CEO bajaron por su cuerpo cuando la mujer de un solo tirón se deshizo de los botones de la camisa azul, dejando ver su sujetador de encaje blanco, a la vez que acariciaba su abdomen y se movía sensualmente, colocándose de rodillas en el suelo de billetes.

Ella relamió sus labios y seguidamente los mordió de forma lenta cuando vio en el estado que ese hombre se encontraba, por lo que sonrió y guiñó un ojo en su dirección una vez más, comenzando a bailar somo si solo estuvieran ellos dos solos allí.

Louis tuvo que tomar una larga bocanada de aire cuando ella terminó por tirar sus pantalones cortos hacia atrás del escenario, colocándose de espaldas y dejando ver aquella blanca piel, sintiéndose curioso porque parecía que tenía un pequeño tatuaje por detrás de su nuca, aunque no lo lograba ver bien.

Sus dientes blancos atrapaban la punta de su lengua mientras se subía por el pole dance y él no supo que decir, ese era un espectáculo digno de recordar cada día de su vida. Ella no entendía porqué estaba haciendo todo para él, como si el hombre tuviera algo que ver con ella, pero se dejó llevar, sin salir de su papel.

El público estaba eufórico, todo fue simplemente perfecto y debía admitir de que sin pensarlo, había hecho uno de los espectáculos más sensuales por encima del escenario.

Louis se había quedado con la boca abierta después de ver aquello, no había pensado que disfrutaría de un show así en su vida.

—Dame un segundo —mira a su amigo con el ceño fruncido

—¿A dónde vas?

—Te daré una sorpresa

La bailarina camina nuevamente por el pasillo luego de despedirse de sus compañeras, esperando irse a casa pronto. Rossana la había invitado a su cumpleaños y no pudo rechazarlo, por lo que terminó accediendo a darle su número. Cassandra, la mujer que se encargaba de ellas, le dijo que un hombre había estado preguntando por un show privado, lo cual era frecuente, pero le sorprendió al saber que se trataba del amigo de aquel hombre.

Su sonrisa se fue en cuestión de segundos, ahora ella estaba realmente de mal humor. Al salir al estacionamiento se dio cuenta de que su auto estaba comenzando a fallar, terminando por no encender por más de quince minutos. Se terminó dando por vencida y pensó en buscarlo mañana por la mañana para llevarlo al taller, ahora debía tomar un taxi aunque le desagradara la idea.

Cierra la puerta con fuerza y cuelga su bolso en el hombro derecho antes de comenzar a dar pasos hacia afuera, terminando por salir directamente hacia la calle.

Al dar la vuelta por la esquina choca bruscamente contra un cuerpo y antes de caer hacia atrás, por la pérdida de equilibrio, un par de brazos la atrapan por la cintura y la mantienen a salvo. Eleva sus ojos y su respiración queda atascada cuando aquellos ojos negros se conectan con los suyos.

Era él.

—Lo siento, venía distraído —dice mirándola directamente

—Gracias —Michelle se acomoda el cabello, dándose cuenta que él aun no la había soltado

—Eres tu —murmura— ¿No eres...

Oh m****a, ella comenzó a colapsar allí mismo. Salió de su agarre y comenzó a caminar hacia la entrada del club, esperando ver algún taxi cerca que la saque de esa escena.

—Espera... —dice él a sus espaldas

—Debo irme, lo siento —responde sin mirar.

Le hace señas al taxista y se dispone a llegar hacia el vehículo sin mirar atrás. Ella también había pensado por un momento de que lo conocía, más allá de que hoy bailó prácticamente para él y se rehusaba a que algo así suceda.

Al verlo, sabe que él no es un hombre que puede estar dentro de su círculo social, se notaba por demás de que tenía demasiado dinero. ¿Entonces en qué lugar podrían coincidir para verlo al punto de recordar su rostro pero no saber quién realmente es?

Estaba alejada de casa, en un lugar que su entorno no recurriría, ¿Él podría haberla reconocido de su vida cotidiana? ¿De dónde?

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